_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Pelo o escama?

Jacinto Antón

Como usuario de serpiente voy a romper una lanza a favor de tan vilipendiadas criaturas: más problemas me da el hámster. Claro que yo no tengo una pitón de roca africana capaz, como han documentado Bill Branch y Wulf Haacke en el Limpopo, de matar a un pastorcillo tswana (cuando consiguieron a pedradas que el bicho retirará los anillos del chico, este ya había sido aplastado y tenía la cabeza recubierta de saliva, así que probablemente iba a empezar a zampárselo: ¡Dios, qué asco!).

De hecho, mi reptil es una culebra de poco más de un metro y no me comerá nunca: a) porque no quepo por mucho que dilate ella y b) porque no me pongo a tiro, por si acaso. El hámster, en cambio, me ha mordido premeditada y conspicuamente, y ahora tenemos un problema con los vecinos porque su rueda hace un ruido de mil demonios y no me atrevo a engrasársela porque a ver quién mete ahí la mano, j... Roborowski. Además se le ha puesto un ojo enorme, que me hace pensar que debimos ponerle de nombre Martin Feldman, ¡ja!, y no Manolo. Y mis hijas me dicen que he de llevarlo al veterinario y yo digo que sí, hombre, y por qué no al oculista, y los tres (las dos niñas y el roedor) me miran raro. En cambio, la serpiente duerme, come y muda, a lo suyo, muy civilizada y sana, y si alguna vez se ha escapado -sí, cierto, ocurre, y es un trance como para vender entradas-, lo hemos resuelto con decencia y sin demasiados gritos (míos, de terror), así que todo queda en casa. La gente cree, no se por qué, que los mamíferos son mejores, pero no conocen las depresiones del perro de A. Fancelli, ni de lo que era capaz el chimpancé de Carlos Losada o la comadreja de mi cuñado (sic), o el vecino del tercero, ya que estamos. Déjenme advertirles que los tejones te clavan las garras en los genitales (lo he leído) y los mapaches, tan de moda, muerden peor que las boas. Así que ya saben, si el reptil es manejable, mejor que pelo, escama

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_