Arquitectura de puertas abiertas

La revista Monocle, una de las publicaciones más representativas de las tendencias del siglo XXI acaba de definir las mejores ciudades para vivir. Madrid ocupa el número 10 en una lista de 25 encabezada por Múnich y Copenhague. Una de las cosas que valora son las transformaciones urbanas emprendidas en los últimos años y cita los proyectos de la ampliación de Castellana-Chamartín y Madrid Río. Ambos ocupan un lugar protagonista de la 7ª Semana de Arquitectura que empieza hoy hasta el domingo 10 (www.esmadrid.com/semanaarquitectura). "Queremos que la arquitectura forme parte de la vida cotidiana, que sea un arte útil, no solo un reducto para los profesionales", explica el crítico Luis Fernández Galiano. "Y que la arquitectura se juzgue con la normalidad con la que se opina de cine o pintura".

"El Ritz fue el gran hotel que necesitaba Madrid", afirma De la Hoz

Le Corbusier definió a la Residencia de Estudiantes como una acrópolis

La arquitectura es el arte inevitable, escribió el historiador Leland Roth: "Despiertos o dormidos, durante las 24 horas del día estamos en edificios, en torno a edificios, en los espacios definidos por ellos". Puede ser, pero muchas veces ni nos percatamos de ella. "Es importante que la gente fije sus ojos en un trabajo que tiene parte de ingrato, pero que es muy importante para la ciudad, porque mejora la vida", dice el premio Nacional de Arquitectura Mariano Bayón, a quien esta semana le parece una ocasión especial para "que la gente empiece a ver y mire las cosas que normalmente pasan desapercibidas".

La crisis inevitablemente ha obligado a hacer recortes en las actividades de esta especie de semana en blanco de la arquitectura. Aunque Paloma Sobrini, decana del Colegio de Arquitectos de Madrid opina que la semana no ha perdido valor tras el "tremendo" ajuste presupuestario. Lo ilustra citando al arquitecto y urbanista brasileño Jaime Lerner: "Si quieres creatividad, quítale un par de ceros al presupuesto".

Además de las clásicas visitas guiadas a los edificios, exposiciones, paseos, conferencias, talleres..., en esta edición, la semana prestará especial atención a cuatro hitos centenarios. El primero, claro, será la Gran Vía, que tiene itinerarios guiados por sus diferentes tramos y cada día se mostrará uno de sus edificios más emblemáticos, como el Centro Cultural de los Ejércitos y Telefónica. Pero hay vida más allá de la Gran Vía y en 2010 también cumplen un siglo el hotel Ritz, el Casino de Madrid y la Residencia de Estudiantes.

HOTEL RITZ Un lujo paradójico

"El Ritz fue el gran hotel que necesitaba Madrid, pero sobre todo trajo algo que no había; la arquitectura del refinamiento, de lo innecesario", explica Rafael de La Hoz que dará una conferencia ahí el jueves 7. "El gran lujo tiene una connotación compleja ¿es la arquitectura de lo superfluo o ayuda a transformar la sociedad?", reflexiona el arquitecto que se ha alojado dos veces en el hotel. Arquitectónicamente considera que el lujo es "paradójico" porque nunca se suele apoyar en las corrientes más innovadoras del momento. Construido en 1910 por el arquitecto francés Charles H. Mewes, el Ritz es una obra neobarroca. "Ya entonces miraba hacia atrás", dice De La Hoz, "cuando a principios del siglo XX la arquitectura iba hacia otro sitio bien distinto, hacia una arquitectura social, más desnuda". Sin embargo, "en el imaginario popular el lujo tiende a ser antiguo, porque representa muy bien esa teatralidad que exige el exceso". Excesivo o no, el Ritz ha envejecido bien: "sigue siendo el número uno, y eso, 100 años después, es un mérito".

RESIDENCIA DE ESTUDIANTES Tradición modernizada

"Es un edificio protomoderno, no podemos decir que sea moderno en el sentido lecorbusierano del término, pero sí anticipa cuestiones sobre las que luego va a incidir la modernidad más canónica", define Salvador Guerrero. Este arquitecto fue comisario de las jornadas sobre unas conferencias que varios popes de la arquitectura internacional impartieron en la Residencia de Estudiantes (como Le Corbusier, Gropius o Mendelsohn) entre 1928 y 1934, y sobre las que ha editado el libro, Maestros de la arquitectura moderan en la Residencia de Estudiantes. Esta construcción tan emblemática, de Antonio Flores, recurre a la tradición, pero modernizada. "Su timbre mudéjar es lo que los modernos de verdad rechazarán, pero a la vez tiene un carácter anticipador en la búsqueda de la racionalidad constructiva a través del ladrillo", añade el catedrático. Además, fue un laboratorio en el que se investigaron cuestiones como el soleamiento, la ventilación y las preocupaciones higienistas, que luego se tratarán en los edificios escolares de toda España.

Le Corbusier que la pisó en 1928 se refirió a la Residencia como una acrópolis (por su ubicación en una colina) y como un monasterio para referirse al conjunto de los edificios. También recibió elogios del fundador de la Bauhaus, Gropius, que impartió en 1930 la conferencia Arquitectura funcional.

CASINO DE MADRID Como un club inglés

Vidrieras Maumejean, rejerías de la Casa González, esculturas de Mateo Inurria y Benlliure, pinturas de Emilio Sala... los socios no escatimaron a la hora de decorar el casino. Uno de ellos, José López Sallaberry dirigió las obras de esta suerte de club privado inglés. "Durante años no se admitían mujeres, pero ahora hay incluso una en la junta directiva", explica Óscar de la Rocha, uno de los jóvenes arquitectos que se encargará de guiar las visitas por el inmueble. "Es una ocasión única para conocer todas sus salas nobles, su magnífica escalera y su maravillosa biblioteca neogótica", dice De La Rocha, que considera que el edificio está "impecable, tal cual debía estar a principios del siglo pasado". Entre sus suntuosos salones de baile y música y sus lujosos comedores, con lámparas, estucos y apliques e incluso ascensores originales se cuela algún momento de parca realidad: durante la guerra fue hospital de sangre, donde se donaba en desubicadas camillas colocadas en sus ricas estancias.