Paseos con otros ojos
¿Quién no ha paseado por la Gran Vía mirando escaparates, pero ni una sola cornisa? ¿Quién no ha recorrido Arturo Soria pensando más en el tráfico que en el sueño de una ciudad utópica? La Semana de la Arquitectura propone una serie de paseos que muestran un Madrid que hemos visto mil veces, con otros ojos. Mirando al cielo pide levantar la vista para descubrir los detalles de la decoración de fachadas en Gran Vía y Alcalá; Madrid entre azulejos se fija en los policromados de la Casa de las Bolas (calle de Goya) o en los diseños del ceramista Daniel Zuluaga en el palacio de Velázquez.
Hay rutas por la Casa de Campo, Ciudad Lineal o Valdebebas, pero destacan dos itinerarios que contemplan la ciudad como espectáculo. Broadway-Gran Vía revisa una tipología arquitectónica característica del siglo XX: los cines. Se detiene en hitos como el cine Callao, la primera gran obra de Luis Gutiérrez Soto que se inauguró en 1926 con el estreno de Luis Candelas, el bandido de Madrid. Es de los pocos que sigue siendo un cine. El teatro Lope de Vega alternó obras y películas desde que se inauguró en 1946, y hoy presta sus tablas a los musicales. Igual que el neoyorquino Coliseum, proyectado por Casto Fernández-Shaw y Pedro Muguruza por encargo del Maestro Guerrero en 1933. En el suntuoso vestíbulo del Avenida ya no se venden entradas, sino ropa: es el nuevo buque insignia de H&M.
Precisamente de tiendas bonitas va el itinerario Arq-Shopping x Serrano, que aprovecha la sinergia de la recién renovada milla de oro. Hay interiorismos modernísimos como el de Teresa Sapey en Custo o más clásicos, como el de la perfumería Álvarez Gómez. Loewe, Sony Style, Gucci, Suárez... Una visita estrella: el edificio del centro comercial ABC Serrano. "Se planteó como una calle interior que unía Serrano y la Castellana", explica Mariano Bayón que reformó esta obra que en realidad son dos (una plateresca de 1899, de Sallaberry, y otra de aires sevillanos, de Aníbal González en 1926). Bayón convirtió el periódico ABC en shopping mall "respetando siempre la arquitectura original". El resultado es un espacio de ensoñación y prestigio, "como las galerías comerciales que existían en la ciudad en aquella época en que Madrid miraba a París".
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