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Crónica:UN DÍA CON LOS ASPIRANTES EN LA VÍSPERA DEL CIERRE DE CAMPAÑA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ante unas primarias con efecto secundario

Trinidad Jiménez ha visto su agenda duplicada

6.30. La carrera por las primarias tiene efectos secundarios para Trinidad Jiménez. Desde muy temprano. El primero es adelantar en media hora el sonido del despertador. "Los compromisos con los medios se han multiplicado", explica la ministra. Desayuna sin saber en qué horizonte volverá a comer algo. Lee la prensa.

8.00. Entrevista en la cadena SER. "La tournée por todos los medios de comunicación es algo que hago con gusto, pero que crea responsabilidad"."Hay que saber medir las palabras. Y más en un proceso con otro compañero de partido", explica Jiménez, que cada vez que tiene ocasión recalca dos palabras: "Responsabilidad y lealtad".

9.0o. Toca Consejo de Ministros. La agenda de Trinidad Jiménez se ha doblado. Mantiene todos sus compromisos ministeriales, incluidas algunas leyes y "la pelea reciente por los presupuestos" y el maratón que supone su pugna con Tomás Gómez.

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14.30. Entrevista con un diario nacional. Las charlas con periodistas se prolongan de tal modo que no le da tiempo a comer. "Tomaré algo de la fruta que ponen aquí en el despacho", dice mientras firma un montón de papeles con timbre muy oficial.

En algún momento antes de las 18.30 la ministra se pone unos vaqueros que no llevaba por la mañana. "No suelo cambiarme de ropa porque no paso por casa y en otros lugares no tengo nada", comenta. Los lapsos entre acto y acto los utiliza para preparar asuntos o, sencillamente, para llamar a su familia. "Me gusta mantener mi vida familiar", comenta. También prepara diversos asuntos con sus colaboradores, aunque no es extraño que les recuerde que, aunque tenga algún hueco, "no se puede rellenar porque las cosas antes de hacerlas hay que prepararlas. Si tienes una intervención sobre algún tema es conveniente haber estudiado sobre ese asunto y para eso hace falta algo de tiempo". La agenda de Jiménez se completa con tres meses de antelación.

18.30. Los militantes de la agrupación socialista de Barajas se agolpan en un edificio de aspecto anodino y con un local bastante pequeño. Pegatinas afirmando que los allí presentes son "optrinistas" adornan las paredes del lugar. Jiménez está allí más de una hora junto al candidato municipal Jaime Lissavetzsky.

20.00. Salto hacia San Blas. Una agrupación mayor con un pequeño bar con barra y todo. Allí, Jiménez se topa con otra ministra, Beatriz Corredor. Los militantes están muy contentos. "Es muy empática", dicen. Aunque entre la militancia caben algunas dudas sobre el ganador final. Creen que Gómez es "quien controla el aparato y eso le da ventaja". Jiménez habla con suavidad de su oponente. Cree que la campaña se ha ido dulcificando y asegura "no haber perdido en ningún momento los nervios" por los ataques, velados o no tanto, de la candidatura rival.

21.30. El salto ahora es aún mayor. Se dirige a Las Rozas. A la caseta del PSOE. En el coche da tiempo a mayores charlas telefónicas. Las llamadas se han multiplicado. Y los encuentros. "Pero me acuerdo de todos, tengo muy buena memoria", comenta.

23.30. Jiménez llega a su casa. Pero aún no se acuesta. "Necesito al menos dos horas de hacer otras cosas, desconectar". Se dormirá sobre la una y media de la mañana. No tiene tiempo para ninguna actividad lúdica. "Ni siquiera para montar en bicicleta estática", se lamenta, "aunque con gusto porque esto lo he elegido yo". Antes de ser ministra iba regularmente al gimnasio, aparte de tener un abanico de aficiones que se han reducido al trabajo y al tiempo que dedica a su pareja.

Trinidad Jiménez posa ayer en su despacho del Ministerio de Sanidad.
Trinidad Jiménez posa ayer en su despacho del Ministerio de Sanidad.CLAUDIO ÁLVAREZ

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