Roto Pedrosa, Lorenzo es el amo

Primeros entrenamientos libres del Gran Premio de Japón de MotoGP. Es viernes. La lluvia ha concedido una tregua. Luce el sol. Dani Pedrosa se sube a su Honda y sale a la pista: una vuelta inicial, una segunda de reconocimiento... Tercera vuelta: ni siquiera va rápido. Se acerca a la séptima curva del circuito de Motegi -en carrera, no se toma a más de 115 kilómetros por hora-, corta gas, pero la moto no para. Al parecer, hay un problema con el acelerador, que se ha quedado enganchado. Trinca el freno para tratar de pararla, pero pierde por completo el control. La Honda le da un par de coletazos y lo escupe. A tierra. Fractura múltiple de la clavícula izquierda. Y un golpe en el maléolo izquierdo. Adiós.

En una frenada, el acelerador de la Honda de Dani se enganchó

"Me habría gustado competir con él hasta el final. Pero esto es así", matiza Jorge

Qué mala pata. Qué caída tan extraña. Y qué despertar tan doloroso. El despertar de un sueño que aún era factible, aunque muy difícil. Pedrosa estaba en un momento excelente. Seguramente, en el mejor desde que ascendió hace cinco años a la categoría reina del motociclismo. Sumaba dos victorias y dos segundos puestos en los últimos cuatro grandes premios -cuatro victorias en total-. Tenía motivos, ritmo y moto, para poner de los nervios a Jorge Lorenzo, el líder del Mundial, protagonista por excelencia de este 2010. El mallorquín lo fue todavía más tras la terrible caída que alejó de los circuitos a Valentino Rossi durante cuatro pruebas. Y lo vuelve a ser ahora, con más fuerza incluso, tras otra fatalidad, otro accidente, en este caso de Pedrosa, el único con opciones matemáticas de arrebatarle el título. Hasta ayer.

El barcelonés se levantó y a duras penas se acercó a la valla de protección del circuito. Se apoyó sobre esta con una visible cojera y encogido por el dolor. "Inmediatamente después de la caída supe que me había hecho daño. Me dolía muchísimo. Creo que no merecía esto. Me siento muy desafortunado porque estábamos teniendo muy buenos resultados después de haber trabajado mucho para estar al máximo nivel", dijo después. Pedrosa fue trasladado a la clínica del circuito en una camilla. En ella se le diagnosticó una múltiple fractura. Tiene su clavícula izquierda rota por tres partes. Se descartó otra rotura en un tobillo, pero necesitará un análisis más exhaustivo para que se pueda confirmar que no hay ninguna lesión de ligamentos. Tras unas horas, el equipo de confianza del de Castellar del Vallés decidió definitivamente enviarle de vuelta a Barcelona, adonde llegará esta mañana y donde será intervenido quirúrgicamente en la clínica Dexeus por parte del doctor Xavier Mir. El entorno de Pedrosa desestimó permanecer en Japón ante la dificultad de la operación y la negativa de los hospitales de Tokio a intervenir en un fin de semana.

¿Qué ocurrirá ahora? "El Mundial se ha terminado", sentenció Rossi. "Es el año de Lorenzo", añadió el gran rival. Cierto. Según contó el doctor Michele Macchiagodena, Pedrosa, compungido, le aseguró, en el mismo circuito y minutos después de su caída, que no quería correr en Malaisia. Su participación en Sepang, la semana próxima, está prácticamente descartada por el equipo Honda. Y ello allana el camino al líder del campeonato. Una fatalidad, otra más, ha precipitado la crónica de un triunfo anunciado una y mil veces este año. Una fatalidad ha servido en bandeja el título de campeón a Lorenzo. Si el mallorquín terminase el domingo en el primer o el segundo lugar, saldría de Japón como campeón virtual. Podría ganar el título sin ni siquiera subirse a la moto en Sepang. Tendría matemáticamente asegurada su victoria en el momento en que Pedrosa hiciera oficial su no participación en dicha prueba.

"Es la peor manera de conseguir un título. Me habría gustado competir con él hasta la última vuelta de la carrera de Valencia. Pero este deporte es así. Todos nos hemos hecho daño alguna vez", declaró Lorenzo, el único piloto de la parrilla que ha puntuado en todos los grandes premios, el único que no ha cometido grandes errores, aunque se resiste a vender la piel del oso antes de cazarlo. Pide prudencia: "Hasta que matemáticamente seamos campeones no quiero alardear de nada. Vamos a terminar esta carrera primero. También me puede suceder a mí, como le ha pasado a Dani o puede ocurrirle a cualquier otro".

El de Yamaha hacía esfuerzos por mostrarse tranquilo, ajeno a la revolución que ocasionó el accidente de su único adversario. Compareció ante la prensa serio. Despistado. Con el verbo espeso. Se le olvidaban las preguntas, se le escapaban las ideas. Será el próximo campeón del mundo de la categoría reina, el único español desde que Àlex Crivillé lograra la hazaña hace 11 años, en 1999.