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Las denuncias de corrupción enturbian la campaña presidencial brasileña

Los medios plantan cara a Lula por sus ataques a la libertad de expresión

Juan Arias

Las denuncias por corrupción contra miembros del Gobierno o del partido en el poder y el enfrentamiento del presidente Lula da Silva contra la prensa por ventilar estos asuntos marcan la recta final de la campaña brasileña a una semana de la primera vuelta. Lula ha sido muy duro con los medios de comunicación, acusándolos de "golpistas" y de no soportar que un obrero -"un peón", como le gusta calificarse- "haya llegado a la presidencia" y menos aún que sea capaz de encumbrar a su candidata, Dilma Rousseff, a la presidencia.

Dijo también Lula que los medios estaban actuando como "partidos políticos" y que la información de los escándalos de corrupción solo buscaba "forzar una segunda vuelta" electoral. Pero no contento con esto, el presidente brasileño llevó el enfrentamiento al borde del despotismo con la siguiente declaración: "Nosotros [en referencia al Partido de los Trabajadores] ya no necesitamos de la opinión pública. La opinión pública somos nosotros".

"Nosotros ya no necesitamos a la opinión pública", dijo el presidente
'O Estado de São Paulo' pide el voto por primera vez en 135 años: para Serra

Lejos de amilanarse, periódicos y revistas influyentes como O Estado de Sâo Paulo, Folha de São Paulo o Veja, publicaron el fin de semana editoriales muy críticos con el presidente. Aunque los medios le reconocían a Lula la buena gestión económica y su labor para reducir la desigualdad social, le recordaban que el poder tiene límites.

Bajo el título El mal que hay que evitar, O Estado afirma que "Lula suele perder la compostura cuando es contrariado" y le acusa de forjar "alianzas espúreas, corromper políticos y de tráfico de influencia" para retener el poder. Advierte, además, que el gusto del presidente por "ignorar las instituciones y atropellar las leyes suponen un mal ejemplo que puede arrastrar a los ciudadanos a decir: "¿Entonces, por qué yo no?". La crisis ha llevado al influyente diario paulista a dar públicamente su apoyo a un candidato por primera vez en 135 años de historia. Apostó por el aspirante socialdemócrata José Serra.

Folha de São Paulo, por su parte, sostiene que se mantendrá neutral pero advierte que la opinión pública, a pesar de que Lula no la necesite, no tolerará maniobras para controlar la prensa por parte de ningún Gobierno. Este diario recuerda que, gracias a la prensa, la gente ha podido conocer estas últimas semanas el escándalo de corrupción que involucra a la Casa de la Presidencia (Jefatura del Gabinete) y que ya ha costado el puesto a la sucesora de Rousseff como mano derecha del presidente, Erenice Guerra, y a otros cuatro asesores por tráfico de influencias. São Paulo, el mayor y más rico Estado del país, genera el 30% del PIB.

En el debate del domingo, el penúltimo antes de las elecciones este domingo, los rivales de Rousseff recordaron los escándalos de corrupción de los seis últimos años en la Casa de la Presidencia. "La corrupción estaba en la oficina vecina a la suya y no la vio. ¿Será que usted fue cómplice o es incompetente para escoger a sus colaboradores?", le dijo uno de los candidatos. Rousseff no se dejó acorralar y repitió el discurso que Lula ha usado siempre que la corrupción ha salpicado al Gobierno. Según la candidata del PT, "nadie está libre de sospechas", pero toda denuncia, como la formulada contra Guerra, debe investigarse "en forma rigurosa" antes de establecer responsabilidades. También se comprometió a que, si gana las elecciones y no hay conclusiones sobre los casos recientes, "se seguirá investigando hasta el fin" y se "acabará con la impunidad".

Mientras tanto, varios jueces, aupados por el clima de animadversión contra la prensa, han impedido la circulación de diarios que publican presuntos escándalos de corrupción que implican a candidatos del PT o afines al partido de Lula. Ayer, un juez del Estado de Tocantins prohibió a 84 medios publicar noticias referentes a un escándalo que salpica al gobernador Carlos Amorim, de un partido aliado del PT. Ya hay varios casos en los que la Justicia ha prohibido a un medio hablar de un caso de corrupción. Uno muy sonado ha sido un escándalo de nepotismo protagonizado por el hijo de ex presidente y actual jefe del Senado, José Sarney, aliado clave de Lula.

Dilma Rousseff y José Serra, en el debate televisado celebrado el domingo.
Dilma Rousseff y José Serra, en el debate televisado celebrado el domingo.REUTERS

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