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Reportaje:ESTILOS

El sur se escribe con eñe

El Festival Hay descubre a los escritores africanos que publican en español

Javier Rodríguez Marcos

Para algunos escritores, el Festival Hay, que ayer se clausuró en Segovia, es la oportunidad de darse un baño de multitudes durante un coloquio de estrictamente una hora -el rigor es británico- que termina con el regalo de una rosa amarilla. Para otros es una estación más -con cochinillo- en la gira promocional de sus nuevas novelas. Para unos pocos, sin embargo, el encuentro de origen galés y franquicias por todo el planeta es la oportunidad para decirle al mundo la cosa más sencilla: existimos.

Eso es lo que hizo ayer en Segovia el poeta Justo Bolekia Boleká, que nació en Guinea Ecuatorial, vive en Salamanca y escribe en español y en bubi, la lengua de su etnia. Bolekia, que leyó y cantó sus poemas en el Museo Esteban Vicente, estuvo acompañado por el crítico congoleño Landry Wilfrid Miampika, de la Universidad de Alcalá de Henares, donde, a partir del 5 de octubre, se celebrará un congreso cuyo título va dejando de ser un exotismo: África y escrituras periféricas en español. Tanto el escritor como el profesor son conscientes de que la atención, tímida pero creciente, hacia los escritores africanos que escriben en castellano o en alguna de las lenguas oficiales de España se debe a la llegada masiva de inmigrantes.

La atención a estos autores se debe a la llegada masiva de inmigrantes
Siguen esperando que se les deje de ver como a aves exóticas

La concesión en 2008 del premio Ramón Llull (el Planeta de las letras catalanas) a Najt el Hachmi, de 29 años y origen marroquí, fue el primer aviso de una nueva realidad cuya consolidación solo es cuestión de tiempo: el día en que la segunda generación de inmigrantes -formada aquí- ocupe su lugar en las librerías, la literatura española conocerá una revolución similar a la que vivió con el boom latinoamericano de los años sesenta.

Pero mientras aparece del Hanif Kureishi de la piel de toro, la expectación se extiende hacia África, un continente que ya ha jugado sus bazas en las letras inglesas, francesas y portuguesas. Dentro del continente del sur, el eco hispano, llega, claro, desde Guinea Ecuatorial como antigua colonia. "Los ecuatoguineanos somos los dueños del español de África", afirma Justo Bolekia, autor tanto de un diccionario español-bubi (publicado por Akal) como del poemario Ombligos y raíces (Sial). Bolekia mezcla sus dos lenguas para sintetizar la tradición occidental escrita con su propia tradición, eminentemente oral. "Necesitamos descolonizar nuestra mente y nuestro imaginario", dice, "para expresar el mundo con toda su complejidad. La literatura es ante todo una realidad condensada".

Durante años, los escritores africanos tuvieron que enfrentarse a una pregunta inversa a la que atosigaba a los que, en España y viviendo en comunidades bilingües, optaban por una lengua. Pero ya pasó. Wilfrid Miampika explica que "ya no se pregunta a los escritores por qué escriben en una lengua heredada de sus colonizadores sino qué hacen con ella. ¿La asumen, la copian, se adaptan a ella, la adaptan a ellos? La mayoría la hace suya para cambiarla desde dentro".

Para todos, el origen de la literatura moderna surgida en África y escrita en español tiene nombre propio: Donato Ndongo. El narrador ecuatoguineano, de 60 años, es autor de un clásico, Las tinieblas de tu memoria negra, publicado en 1987 y que 10 años más tarde tuvo su prolongación en Los poderes de la tempestad (ambos en El Cobre). A su mismo árbol genealógico pertenecen autores como César Mba Abogo o Juan Tomás Ávila Laurel, autor de Cuentos crudos y Arde el monte de noche (Calambur).

En Guinea Ecuatorial, apunta Miampika, la dictadura es en un subgénero propio dentro de una narrativa pegada a la realidad para contar el paso del campo a la ciudad y de la ciudad a Europa. Así el propio Ndongo se sumergió con El metro en las peripecias de la inmigración una vez en la Península, un tema que, hasta hoy, ha recibido más atención del cine que de la literatura.

La recepción en España es el gran problema de unos escritores cuya primera aspiración es ser vistos para poder ser leídos. El hecho de que haya más tesis doctorales en Estados Unidos que en España sobre la literatura africana en español en todo un síntoma. Su visibilidad, con todo, cada vez es mayor. "África es el futuro", dice Bolekia. ¿Y el futuro de África? "Cuando uno es realista lo llaman antigubernamental por decir la verdad sin camuflarla", explica el propio Bolekia. "Y la verdad es que Guinea Ecuatorial es el país más rico del mundo en relación a su población, unos 500.000 habitantes. Tiene oro, diamantes y coltan pero ni una sola librería, ni una sola editorial". Ellos, entretanto, siguen esperando que se les deje de ver como a aves exóticas para ocupar su lugar en la historia. También ellos son herederos de Cervantes y su aspiración es administrar con voz propia esa herencia. El pasado es imborrable pero el futuro está por escribir. También con palabras europeas se escriben canciones africanas.

Justo Bolekia Boleká (a la izquierda) y Landry Wilfrid Miampika, ayer en Segovia.
Justo Bolekia Boleká (a la izquierda) y Landry Wilfrid Miampika, ayer en Segovia.DANIEL MORDZINSKI

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Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.
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