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Urkullu vapulea a López mientras hace guiños y ofertas a Zapatero

"Hemos hecho realidad gobernar Euskadi desde la oposición", dijo a sus bases

Urkullu dejó expresa, sin tapujos, su doble estrategia ante los socialistas: la descalificación sin descanso del Gobierno de López y del PSE-EE en Euskadi y los guiños y la mano tendida, también sin disimulos e incluido el terrorismo, al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el PSOE en Madrid.

Urkullu se le ofreció ayer a Zapatero para "ayudar" en el fin de ETA, y evitarle el anticipo electoral que le impediría intentarlo, mientras mantenía un discurso inclemente, plagado de acusaciones de todo tipo -desde la gestión a la falta de lealtad con Euskadi- personalizadas en el lehendakari.

Esas acometidas fueron las partes de su discurso más aplaudidas por los asistentes a las campas de Foronda, junto con la exigencia a ETA de su final definitivo y la reclamación del derecho a decidir, formulada esta última tanto por Urkullu como por el diputado general de Guipúzcoa, el egibarista Markel Olano.

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Lo que no dijo el portavoz del PNV en el Parlamento el jueves en el debate de política general lo gritó ayer Urkullu: "El año pasado adoptamos el compromiso de gobernar Euskadi desde la oposicion. López y Basagoiti se rieron pero hemos vuelto realidad ese compromiso, porque lo que no hace la pareja PSE-PP lo está haciendo el PNV". Urkullu ilustró la afirmación con los logros arrancados en la negociación presupuestaria del año pasado y el traspaso de las políticas activas que cerró con Zapatero el miércoles. El lehendakari, por contra, "no ha traído ni una transferencia", recalcó.

El presidente del PNV se esforzaba así en demostrar a los suyos que, aunque el año pasado no comprendieran bien su apuesta por el diálogo y el acuerdo, y a él mismo le costara pedirles el esfuerzo de secundarle en ella, ése, y no el de "actuar desde el resentimiento", era el camino acertado. "Ahora que Zapatero está necesitado, tenemos la capacidad de decidir y la vamos a ejercer", advirtió. Ante Rajoy, llegado el caso, el PNV haría lo mismo, adelantó también.

Entre las acusaciones que Urkullu vertió sobre el lehendakari destacaron varias de grueso calibre, en realidad todas girando sobre la misma idea: la deslealtad de López hacia Euskadi. "Ha dejado de defender los intereses de Euskadi y defiende los de España; es el vigilante del Gobierno de España en Euskadi, es más centralista que el Gobierno español", señaló, como demuestra que pusiera "las líneas rojas" de la caja de la transferencia de las políticas activas, no defiende los intereses vascos en España. En suma el lehendakari "no trabaja para Euskadi, sino para Zapatero y Basagoiti-Rajoy". Y con ello, "Euskadi no tiene hoy un Gobierno vasco", sino "dos delegados del Gobierno de España en Euskadi". Con esa enumeración arrancó un buen aplauso.

El presidente peneuvista vapuleó toda la gestión del Gobierno en su año de mandato: ha crecido el paro, ha multiplicado la deuda, ha paralizado el plan de aceleración, tiene pendientes 20 leyes, no completa el Estatuto, ha recortado las ayudas de emergencia social en un 25% y recortado inversiones, pero multiplicado las listas de espera en Osakidetza por tres. Además, reduce las ayudas en Educación y mutila el Plan Vasco de la Cultura. López tiene enfadados -"cabreados", dijo- a los trabajadores de EuskoTren y el Metro, a los profesores, a los trabajadores sanitarios y al mundo del euskera, además de mantener discrepancias de orientación económica con su socio preferente, el PP. "El cambio", concluyó, "ha sido hacia atrás, a peor", como operación de Estado contra los intereses vascos que fue, mediando la Ley de Partidos, una vez visto el fracaso de los intentos precedentes de fracasados intentos precedentes de "echar al nacionalismo del Gobierno vasco".

Los tres diputados generales acompañaron ayer por primera vez al presidente del partido con breves discursos antes del suyo, cada uno en un registro distinto. El de Álava, Xabier Agirre, admitió, con el presidente del ABB, Iñaki Gerenabarrena, sentado a su espalda, la "situación convulsa" y la "gran conmoción" por las imputaciones de corrupción. Resaltó la "rapidez, honestidad y transparencia" con la que actuó la Diputación, pero nada dijo del partido. Y contrapuso su actuación al prescindir del diputado foral Alfredo De Miguel con la del PP en la comunidad valenciana, que mantiene en sus cargos a numerosos imputados en causas judiciales.

El guipuzcoano Markel Olano lanzó la advertencia de que "la operación de Estado" del PSE y del PP que sacó del Gobierno al PNV el año pasado se reproducirá tras las próximas elecciones allí donde los números la hagan posible y llamó a trabajar "duro", a pie de calle, hablando, convenciendo, y sobre todo a los jóvenes, para impedirlo.

José Luis Bilbao, en cambio, se mostró seguro: "Los tres volveremos a ser diputados generales", dejó vaticinado. Por ello, pidió al lehendakari, que anunció una llamada para la reflexión sobre la fiscalidad una vez renovadas las diputaciones, que les precise desde ya "la hora": "También después de las elecciones tendremos la agenda completa", se explicó. Bilbao se sumó al carro de las acusaciones a López, al que acusó de "inconsistencia, ineficacia, insustancialidad" y de presidir el Gobierno "de la foto" y el "regate en corto".

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, durante un momento de su discurso en el <b><i>Alderdi Eguna</b></i>, ayer en Foronda (Álava).
El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, durante un momento de su discurso en el Alderdi Eguna, ayer en Foronda (Álava).SANTOS CIRILO

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