'Dantzaris', globos y menos gente
Al menos 100 dantzaris aupados sobre plataformas dispersas entre los asistentes bailaron ayer el homenaje a la ikurriña conocido como Agintarena, mientras ondeaban enormes bicrucíferas en Foronda. 2.000 globos blancos, verdes y rojos se alejaban hacia el cielo, cuajado de nubes amenazantes que terminaron por obligar al paraguas y chubasqueros.
Urkullu, sin embargo, prescindió de la parka con la que llegó a la tribuna y habló a cuerpo gentil, en jersey y con los faldones de la camisa por fuera del pantalón, siguiendo esa informal moda masculina.
El PNV tuvo que recuperar para esta edición el largo desfile de todas las Juntas Municipales de cada localidad del que probó a prescindir el año pasado, incluyendo solo a sus presidentes en un grupo de la comitiva oficial que recorre las campas entre aplausos. La organización se ha visto obligada a recuperar ese paseíllo ante el descontento por su supresión: los responsables locales quieren ese minuto de gloria anual, recorriendo el camino junto a los máximos líderes y bajo el estandarte de su junta.
El bajón de asistencia que se pudo observar el año pasado fue quizá algo mayor ayer, aunque la organización procuró más autobuses: 198 podían contarse en los aparcamientos a mitad del mitin. Los coches particulares eran más de 4.000, pero aún así el espacio libre en los estacionamientos resultaba patente. El cálculo de asistencia que puede hacerse con esas cifras de vehículos, en un lugar al que no puede accederse de otro modo, salvo andando, arroja, por generoso que se sea con la ocupación de los coches -en los que viajaban solos muchos matrimonios de mediana edad-, un resultado muy alejado de las 100.000 personas que sistemáticamente dicen los organizadores que reúnen.
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