La defensa de los gitanos en Europa
Me inunda la emoción y el agradecimiento.
He leído la carta de Carlos Capote y siento la imperiosa necesidad de manifestar aquí mi gratitud por la firme defensa que hace de los gitanos rumanos y búlgaros que viven entre nosotros. Y mi emoción, porque sus palabras encierran, al mismo tiempo, toda la fuerza irrefrenable de la rebelión contra la injusticia, al mismo tiempo que la ternura infinita que suscita en la gente buena la contemplación del sufrimiento de los más débiles.
Hago mías las palabras del señor Capote y las repetiré en cuantas oportunidades pueda hacerlas públicas. Llevaré esa página de EL PAÍS en mi bolsillo para ofrecerla a quienes quieran leer uno de los testimonios más contundentes y clarificadores que, -junto a dos editoriales de EL PAÍS-, pocas veces se hayan escrito en nuestra defensa.-
Se cumplen 70 años de la primera matanza en masa del Holocausto gitano. Sucedió en Buchenwald, donde a partir de 1938, fueron internando en bloques especiales a los gitanos. Hace unos años, tuve ocasión de visitar este campo de concentración y aún no he olvidado el característico olor de sus crematorios. En aquel siniestro enclave, en enero de 1940, 250 niños gitanos fueron usados vivos y sin anestesia para realizar con sus cuerpos experimentos médicos de resistencia al dolor hasta la muerte. En agosto de 1944, durante las primeras horas, 4.000 gitanos fueron gaseados e incinerados en Auschwitz-Birkenau, en una noche que se recuerda como La noche de los gitanos (Zigeunernacht)..., y así hasta 500.000 personas de esta etnia fueron asesinadas durante aquellos terribles años.
Actualmente, gran parte de la población gitana europea vuelve a ser perseguida, tratada como chivo expiatorio de una nueva crisis socioeconómica. No solo ha sido de Francia, sino también de Dinamarca, Bélgica, Suecia, Italia, Alemania, de donde se han expulsado gitanos; y en países como la República Checa, Hungría, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria la discriminación es cada vez mayor y violenta, países algunos de ellos cuya cultura e historia no pueden estudiarse ni entenderse sin la aportación de sus gitanos.
El presidente de la Unión Romaní de España, Juan de Dios Ramírez Heredia, en un comunicado estremecedor plantea la siguiente pregunta: "¿Y si se repite el genocidio?". Una mayoría de ciudadanos juzgan exagerada tal exclamación y llegan incluso a justificar las expulsiones. Y con el silencio, nos hacemos cómplices de tanto dolor, una vez más.
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