"Las motos utilizan las aceras más anchas para aparcar"
Vecinos y comerciantes señalan las pegas y ventajas de la calle reformada
En la terraza del José Luis, en la acera más estrecha de los impares, uno de los camareros que, según cuenta, sirven al día 60 unidades de sus famosas tortillas de patatas lo tiene claro: "Aquí no hemos mejorado. A nosotros solo nos han dejado aumentar la terraza en 25 centímetros; a los de enfrente, cinco metros. Así que el trabajo será para ellos. Además, si cortan el tráfico en las calles adyacentes, donde han construido los aparcamientos para residentes, va a perjudicar a muchos clientes acostumbrados a dejarlo ahí".
El poder estacionar el coche en la misma acera es uno de los asuntos recurrentes. También en Cartier, donde, por lo demás, se muestran encantados con la reforma. Frente a la mítica joyería solía ser frecuente ver grandes coches aparcados. "Lo único que nos preocupa como comercio es que, al no poder parar, habrá muchas personas con prisa que no vendrán", explica una de las trabajadoras, que prefiere no dar su nombre. "Aunque no me parece tan negativo. Lo malo es que la apertura de los parkings se está retrasando".
"Siempre que puedo vengo de compras, se pasea a gusto"
Aurora y Paz, empleadas de una tienda de ropa, coinciden en que la calle ha quedado muy bonita. "A pesar de todo lo que hemos pasado con las obras", dicen, "estamos contentas. Lo malo es que la ampliación de la acera la aprovechan las motos para aparcar. Pero lo importante es ver si, además de pasear, la gente se anima a entrar, que es de lo que se trata". Según ellas, que llevan 20 años detrás del mostrador, decir que las ventas han bajado últimamente es quedarse cortos. "Han bajado muchísimo", aseguran. "Entre las obras y la crisis, cerca de un 60%. Y han cerrado muchas tiendas".
Algunos, como uno de los empleados de un quiosco, piden una recompensa al Ayuntamiento en forma de bajada de impuestos por los perjuicios de 20 meses de obras. "A mí me movieron cuatro veces: más atrás, más adelante... y las ventas bajaron hasta un 70%. Ahora está mejor, pero lo perdido no se recupera".
José Luis es el portero de una de las pocas fincas de viviendas del tramo más comercial. Contempla desde la puerta cómo la gente sube y baja. "Esto ha quedado muy bien, sobre todo para los comercios. Y que los vecinos puedan acceder al parking subterráneo es una gran ventaja".
En uno de los bancos de madera instalados en la acera, Estela está sentada con su nieta. "Ahora se disfruta mucho más la calle", comenta, "es mucho más cómoda. Y aunque faltan cosas por terminar por ahí, ha quedado muy bonito. El sábado vendré a la inauguración". A escasos metros está Rodrigo, a quien le parece que "sobre la acera va a haber un enfrentamiento entre peatones y bicis". "Las bicis no respetan y puede haber atropellos, sobre todo de gente mayor. Me parece bien que ensanchen la acera para los peatones, pero no que lo hayan hecho en algunas zonas para poner terrazas".
Ana, acostumbrada a trotar la zona, está "encantada" de cómo ha quedado la calle. "Vivo en Barajas", cuenta, "y siempre que puedo me acerco para ir de compras. Es un poco cara, pero está muy bien y se pasea a gusto".
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