Visiones de una arteria renovada
Un urbanista, una arquitecta y una paisajista recorren los dos kilómetros de vía, que se inauguran mañana, y debaten los aciertos y errores de la intervención
Son las once de la mañana de un día soleado previo a la inauguración de Serrano, una de las calles más emblemáticas de Madrid. EL PAÍS ha reunido a tres profesionales para que realicen un recorrido por el proyecto denominado Tejido urbano: José María Ezquiaga (Madrid, 1957), urbanista responsable de la ampliación de la Castellana-Chamartín y del futuro Madrid Centro; Belinda Tato (Madrid, 1971), profesora visitante de Harvard, y la paisajista Anna Laura Jeschke (Salzburgo, Austria, 1975), colaboradora de varios estudios multidisciplinares. Los tres coincidieron en que la reforma es de las más audaces de los últimos tiempos y un modelo exportable a otras calles de Madrid. Sin embargo, el arbolado y el mobiliario urbano "son bastante mejorables".
MOVILIDAD Ejecutivos en bici
"Serrano, muy vivible y muy unida a la historia de Madrid, es perfecta para ensayar los sábados la posibilidad de peatonalizarla entera. Y con fórmulas no costosas, mediante conos", afirma Ezquiaga. Transformar una ciudad puede hacerse con elementos baratos. "No tendríamos que esperar a tener millones de euros", opina Tato. Se impone una parada ante el carril bici, uno de los elementos que más ha dado que hablar. "Este es uno de los ejemplos donde se ha integrado no solo para el ocio, sino para utilizar como medio de transporte. Aunque las conexiones y los cruces no están muy visibles", opina Anna Laura Jeschke. "En Madrid la bici todavía es un juguete, no se ha tomado en serio, y debería hacerse. La cuestión aquí es si la dimensión del carril es la adecuada", observa Ezquiaga. "Lo importante", según Tato, "es el cambio cultural que significa ver a ejecutivos montados en bici y no en un descapotable. Es también un cambio de estética que se asocia a una imagen moderna".
MOBILIARIO URBANO Sobran elementos
El mobiliario en la ciudad suele ser levantar pasiones a favor o en contra. Unos bancos de listones de madera sin respaldo son el pretexto para el debate. Los tres coinciden en que no hay suficientes lugares para recalar.
"En este tipo de actuaciones es mucho más importante el concepto global que los detalles y, normalmente, los de diseño me resultan excesivos", apunta Belinda Tato. "Madrid está haciendo un esfuerzo tremendo por generar una marca y ser reconocida, sin lograrlo. En algunas ciudades ves el mobiliario urbano y sabes que es París o Roma. Aquí no. Abundan los espacios en los que se juntan cinco elementos, una fuente, una papelera, publicidad...". Jeschke, la paisajista, considera que "el diseño debería ser duradero y no producto del capricho de la época o del autor".
Los tres apuestan por una ciudad que ofrezca espacios públicos cómodos y confortables donde las personas puedan descansar. Citan Times Square, de Nueva York, que ha sido en parte peatonalizada. "Sobre todo es necesario para la gente mayor y para quienes van con bebés, porque no puedes darles ni de merendar", apunta Tato. "Concebir así la ciudad es hacerlo solo para la gente en edad productiva que se tiene que desplazar a trabajar sin pensar en la rentabilidad social".
COMERCIO La milla de oro
La esquina de la calle de Serrano con Goya es, si se piensa en términos de facturación y de afluencia de público (que no en cuestión de grandes marcas, concentradas básicamente en torno a Ortega y Gasset), la milla de oro de Madrid. Y lo que funciona entre este tramo y Ortega y Gasset es un verdadero "centro comercial abierto", en palabras del premio nacional de Urbanismo, que se manifiesta devoto de este cruce. "Me gusta mucho este tipo de vida comercial urbana porque creo que la mezcla de estos comercios, medios y de alto standing, genera vida ciudadana, a diferencia de los centros comerciales de la periferia. La vitalidad de esto es el mejor argumento a favor del comercio urbano, en un momento que parecía moribundo. Lavar la cara de este tramo tan intenso es una medida muy inteligente porque este nudo es nuestros Campos Elíseos".
La arquitecta lamenta que haya tantos locales vacíos. "Va en contra no solo de la actividad económica, sino de la propia calidad del espacio público y de la vitalidad de la ciudad. Habría que incentivar que un local no pueda estar cerrado más de un determinado tiempo. Hay una clase creativa y emprendedora intentando abrir un negocio y, por otro lado, hay miles de locales vacíos inaccesibles".
ARBOLADO Debate histórico
Anna Laura Jeschke se detiene ante una hilera de plátanos. "No sé si aún no han puesto la protección, pero ahí aparecen las heridas que nunca van a cicatrizar y perjudica mucho su futuro", opina. De todas formas, la calidad del arbolado en esta calle es algo mejor que en otros proyectos como en Malasaña, observa, mientras se agacha a mirar el alcorque. "Estaría muy bien aplicar una normativa, como en Berlín, que obliga a que la dimensión de los alcorques fuera de seis metros cuadrados".
Según la paisajista, también es importante lo que ocurre debajo, en la profundidad, y apunta otra una buena medida aplicada en ciudades como Zúrich: 1,20 metros de tierra y 30 centímetros de base filtrante. "Y hay que revisar muy bien lo que se echa dentro del alcorque. En estos sitios tan urbanos deberían ser sustratos que le permita respirar bien", recomienda.
Los tres coindicen en que en algunos tramos los árboles están muy juntos y discuten sobre si deben ser podados o no. "La poda es un tema muy polémico y muy madrileño. Lleva vivo los 30 últimos años, porque se hacen unas podas muy violentas. Cuando el árbol se introduce en un espacio público ridículo, se termina convirtiendo en un bonsái. Hay que dimensionarlos muy bien, y aquí están muy juntos y algunos muy pegados a las fachadas", según Ezquiaga.
INVERSIÓN Más por menos
"Es importante resaltar que no solo se puede transformar la ciudad con operaciones costosísimas de repavimentación, sino que se puede trabajar con elementos de bajo coste y más superficiales que incluso permiten que se pueda testar. Porque nos podemos equivocar y, cuando se acometen obras con placas de granito gruesas, no te lo puedes permitir", opina Tato. La paisajista expresa un deseo: que la inversión que se hace con los materiales que se ven en la superficie se aplique en el mantenimiento del paisaje.
El recorrido llega a su fin, una vez pasado Juan Bravo. "Es mi tramo preferido", cuenta Ezquiaga. "Apenas hay comercios, es más residencial y soporta menos tráfico. Y según nos vamos alejando, próxima al Viso, es ya como un desdoblamiento de la Castellana. Es una zona ideal para instalar terrazas y restaurantes".
Y hay una última observación. Algo en lo que los tres están de acuerdo: sigue sobrando ruido.
En 10 paradas
Entre paréntesis, el número de la calle en la que está cada comercio, ubicado en el mapa de la derecha:
- Subastas Durán (8). Para recrearse con joyas antiguas y muebles que se exponen.
- Museo Arqueológico (13). Un paseo por el tiempo que reabre el 19 de octubre.
- Álvarez Gómez (16). Desde hace un siglo inunda los hogares con su agua de colonia concentrada.
- Longchamp (20). Una de sus tentaciones son los bolsos que cada temporada diseña Kate Moss.
- Matarranz (30). Ropa de casa, mantas, manteles...
- Serrano 50 (50). Para tomar algo en su terraza siempre animada.
- Quiosco (esquina con Ayala). Allí se encuentran las mejores revistas extranjeras.
- Santa (56). Un gusto de escaparate y bombonería.
- Ordning & Reda (98). El reino de la papelería.
- José Luis (89). Un clásico de las tapas, sobre todo, de tortilla de patatas y el pincho de merluza. Con terraza.
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