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El principal asesor económico de la Casa Blanca anuncia su retirada

Larry Summers es el segundo miembro del equipo que abandona tras Peter Orzack

Antonio Caño

La Casa Blanca confirmó anoche el relevo, a finales de año, de Larry Summers, uno de los pesos pesados del equipo económico del presidente, en lo que se puede interpretar como el comienzo de los cambios que se prevén en la Administración de Barack Obama para afrontar su segunda mitad del mandato, tras las elecciones del próximo noviembre.

La nota oficial sobre la dimisión de Summers, que actuaba como principal asesor económico del presidente, se limita a agradecer la misión cumplida por este reconocido economista y anuncia que seguirá formando parte desde enero del consejo de asesores presidenciales en una posición más informal. Summers, por su parte, comunicó su regreso a la Universidad de Harvard, de la que fue presidente, sin dar señales sobre los motivos de su dimisión.

La salida de Summers, una figura estelar que a punto estuvo de ser nombrado secretario del Tesoro -lo impidió su difícil carácter y una dura controversia con las mujeres durante sus años en Harvard- es el preludio de una nueva política económica a partir de noviembre.

Summers es un ortodoxo de la economía, un guardián de las reglas del libre mercado cuya presencia fue disputada por el sector de izquierda que apoya a Obama. Su papel fue útil mientras se trataba de luchar contra la peor recesión sufrida por EE UU desde la Gran Depresión.

Si en noviembre se confirma en las urnas el desastre pronosticado en las encuestas, Obama necesitará una política económica que conecte con las necesidades populares. Sin Summers -el segundo miembro del equipo económico que abandona, tras Peter Orzack, ex director de la Oficina de Presupuesto- queda el camino más libre para un giro en esa dirección.

La dimisión de Summers no supone una gran sorpresa; se conocía desde hacía tiempo que su paso por la Administración no sería largo. Pero confirma que la hora de los relevos ha llegado.

Se da por hecha la sustitución, después de noviembre, del jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Rahm Emanuel, que no ha desmentido los rumores de que peleará por la alcaldía de Chicago. Emanuel es la figura más influyente en torno a Obama -exceptuando al vicepresidente, Joe Biden- y el blanco más frecuente de los ataques de la izquierda. Para que ese bando fuera completamente dichoso solo faltaría la destitución del secretario del Tesoro, Tim Geithner, lo que no se prevé.

Estos movimientos son la confirmación de que Obama da por inevitable la derrota de noviembre y se prepara para administrarla de la mejor manera posible. De eso dependerá la suerte de su presidencia y sus posibilidades de reelección. Obama puede ser un pato en cojo en enero o puede haber conseguido desprestigiar por completo a sus adversarios republicanos antes del verano. La diferencia entre una cosa y la otra radica en su capacidad para gestionar los difíciles días que seguirán a las legislativas.

Larry Summers.
Larry Summers.

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