Bancaja se vuelca con la fusión
El 98,3% de la asamblea de la caja apoya la integración con Caja Madrid
Bancaja se volcó anoche a favor de la fusión con Caja Madrid. Sobre un total de 183 asistentes a la asamblea general de la caja valenciana, 180 votaron a favor y sólo tres en contra. El 98,3% de los compromisarios respaldó sin fisuras la firma del Contrato de Integración que culminará la constitución de una nueva entidad financiera liderada por Caja Madrid (52,1%), que otorga a la caja valenciana un significativo 37,7% del voto ponderado en el futuro consejo, y que integra a la Caja Insular de Ahorros de Canarias (2,5%); Caja Ávila (2,3%); Caixa Laietana, (2,1%); Caja Segovia (2,01%) y Caja Rioja (1,3%).
Las resistencias de diversos portavoces patronales valencianos a perder las señas de identidad netamente valencianas de Bancaja no se tradujeron en votos ante la asamblea general.
La única intervención abiertamente contraria al proceso de fusión fría procedió de los representantes sindicales de CGT, un sindicato minoritario en el comité de empresa de Bancaja. Tampoco tuvo ningún eco la carta abierta remitida por Enric Morera, portavoz de Compromís en las Cortes, invitando a los consejeros generales a oponerse al desmantelamiento del sistema financiero valenciano.
La asamblea asumió como buenas las instrucciones del Banco de España para salvar por volumen los riesgos acumulados entre 2000 y 2007, cuando la burbuja inmobiliaria parecía hincharse indefinidamente con el impulso de los bancos y, sobre todo, de las cajas de ahorros.
La nueva entidad, con la estructura y de un banco, podrá acudir a los mercados de capitales -una posibilidad vetada hasta la fecha a las cajas de ahorros- para salvar posibles problemas de solvencia.
José Luis Olivas, presidente de Bancaja, no ocultó la trascendencia de una asamblea que calificó como "sesión excepcional y especialmente importante". Y, a diferencia de Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, no mencionó que la entidad resultante del proceso de integración será un banco.
3"No perdemos nada y ganamos mucho", sentenció José Luis Olivas en su intervención ante la asamblea general de Bancaja. El que fuera presidente de la Generalitat entre julio de 2002 y junio de 2003, preparó el terreno favorable a la fusión con alusiones "al incierto escenario en que nos movemos", al "drástico cambio al que estamos asistiendo en el sistema financiero" y al "entorno convulso por una crisis económica global de una intensidad no vista en los últimos 70 años".
Olivas reiteró en diversas formulaciones una misma idea: "Nuestra caja no va a perder ninguno de los atributos por los que se la reconoce desde la sociedad a la que sirve". Y destacó el calibre del contrato de integración que aprobó la asamblea, "que nos convierte en la primera caja de ahorros española que cuenta entre sus activos el segundo mayor grupo de participaciones industriales de nuestro país".
El primer acuerdo para constituir el Sistema Institucional de Protección (SIP) que implica a Caja Madrid y otras cinco entidades menores atribuye precisamente al presidente de Bancaja la vicepresidencia ejecutiva de la nueva entidad y la máxima responsabilidad sobre esa corporación industrial.
Olivas remató que el contrato de integración constituye la mejor fórmula para adaptarse a "un nuevo modelo de cajas de ahorro, el que es posible en el siglo XXI".
El presidente de Bancaja recordó que entidades de la máxima solvencia en toda Europa como Rabobank, en Holanda; Crédit Agricole, en Francia; o Sparkasse, en Alemania, son resultado de distintas fórmulas de asociación o concentración de entidades que, originalmente, eran cajas de ahorros.
Sede social
Y volvió a la idea fuerza de su intervención: "No vamos a perder ninguna capacidad de control sobre nuestra entidad". Olivas destacó, "por su importancia", que la sede social del futuro banco estará en Valencia "con todo lo que esto supone en cuanto a identificación y vinculación con nuestro territorio".
Como colofón destacó el peso de Bancaja en la futura entidad (37,7%), no mencionó el 52,1% que corresponde a Caja Madrid, y abundó en el carácter "respetuoso y garantista" del contrato de integración. Todas las decisiones importantes requerirán mayorías superiores al 75%. "Cualquier decisión de relevancia ha de contar con nuestra conformidad", concluyó.
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