Nada que hacer
A estas alturas, ya sé que este año tampoco podremos hacer nada por detener esa abominable "tradición" del toro alanceado de Tordesillas: si nadie lo impide, hoy, martes 14 de septiembre un desdichado toro elegido para morir este año, será reventado a lanzazos a manos de una banda de violentos subvencionados por el Ayuntamiento y, seguramente, por muchas otras instituciones con el dinero de las arcas públicas.
Hay gente de todas las edades que, año tras año, invierte tiempo, ahorros y esfuerzos en ir, desde toda España e incluso desde el extranjero, a dar la cara contra quienes se empecinan en "sostenella y no enmendalla" en el tristemente famoso pueblo de Tordesillas: manifestaciones, llamamientos, cartas, protestas desde todos los rincones del mundo, nada sirve.
Estamos más que hartos de vivir en un país donde el salvajismo y la crueldad con los animales no solo están permitidos, sino además subvencionados con el dinero de nuestros impuestos, donde el toro sufre una excepción de maltrato intolerable, ya incomprensible a estas alturas en que queremos pasar por un país civilizado a los ojos del mundo.
Nunca podremos ser admirados de verdad por muchas medallas y copas del mundo que ganen los deportistas; seguiremos siendo un país de cuarta fila si continuamos torturando animales en fiestas como forma de diversión y de demostrar "hombría".
A todas las autoridades de Tordesillas, de Valladolid, de Castilla y León, y al Gobierno de España y a la mayoría de partidos políticos que miran para otro lado y que no entienden ni de qué les hablamos cuando exigimos que se haga justicia de una vez por todas con los animales, muy en particular, con el toro. A todos ellos les digo lo que nos inspiran: vergüenza, desolación, impotencia, desesperación...
