El 'passadís'
Los actos de Òmnium y la Setmana del Llibre unen Lluís Companys y la Ciutadella
De la artesanal cerveza Almogàver ("d'alta fermentació", según una etiqueta ahora muy polisémica) a La bicicleta estàtica, de Sergi Pàmies o Ànima de carrer: retrat de Raúl Tamudo, de Tomás Guasch. Sí, hay todo un mundo entre la cerveza y los libros, pero ayer los separaba apenas el último tramo del paseo de Lluís Companys de Barcelona y la entrada al parque de la Ciutadella, es decir, entre la feria de productos artesanales catalanes que organiza Gent de la Terra, la Festa per la Llibertat promovida cada año desde hace 11 por Òmnium Cultural y la nueva ubicación de la 28 edición de la Setmana del Llibre en Català.
El invisible cordón umbilical era la bandera estelada que, en todos los formatos y seres vivientes posibles (mascotas incluidas) parecía el uniforme de la notable multitud que se congregaba en ese espacio barcelonés ayer a media tarde. A la moda no fue ajeno que Òmnium agotara las más de 200 que tenía a la venta.
Los libreros, satisfechos por la afluencia de público
Unas 45.000 personas, según los organizadores, pasaron hasta las nueve de la noche por ese passadís popular, en el que la librería de la Setmana (40.000 volúmenes en 30.000 títulos distintos) se sintió por la mañana cómodamente emparedada entre los actos institucionales de la Diada y la feria y las actividades de Òmnium.
"Todo el día fue muy fluido de gente", apuntaba un vendedor de bebidas ambulante del parque. "Y con un público mayormente familiar", añadían los responsables de la Setmana, que no salían de su asombro al ver las colas en las cajas registradoras... a las ocho de la noche; o tras contabilizar 250 personas frente a los cuentacuentos.
No todo iba sobre ruedas -una única persona pasó en una hora a pedir la firma de libros a los seis autores arrinconados frente al museo de Zoología ("mañana sacamos la carpa de los premios literarios porque no funciona y tapa a los escritores"), pero el tragín de gente de toda condición había sido constante especialmente por la mañana (la comida popular de Òmnium, con casi 800 comensales, aportó lo suyo).
"Cerraremos a medianoche", calculaban los libreros, pensando en la sesión de cine al aire libre programada para la noche y viendo a las 20.000 personas que esperaban el concierto de Els Pets con que Òmnium cerraba jornada, tras apelar a los catalanes en su manifiesto a "tomar conciencia de la agresión que vive el país" y a que sean protagonistas "de las actitudes transformadoras que necesita el momento histórico".
En ese momento, a las puertas de la Ciutadella, una china ofrecía con endiablada rapidez octavillas de un restaurante oriental con buffet libre de 7,65 euros los festivos... y, claro, todo en catalán.
La Diada, hoy, también es eso.
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