_
_
_
_
_
Crítica:MÚSICA / Discos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La paradoja del éxito

Seth Lakeman (Buckland Monachorum, Reino Unido, 1977) baja del escenario, descorcha una botella de vino y sale a disfrutar de la noche en cualquier rincón del mundo adondequiera que haya viajado para entretener y emocionar al público con su violín y sus canciones. "Hago música acústica, folk del oeste de Inglaterra, de Dartmoor, una región muy bonita que me sirve de inspiración". "Escribo canciones sobre esa parte del mundo con letras sobre la gente de allí y las cosas de aquella zona". Violinista, guitarrista, compositor y cantante lleno de nervio y energía, la reputación de Lakeman de músico folk capaz de romper estereotipos, abrir nuevos caminos y magnetizar a los escépticos se extendió como la pólvora con ayuda de premios y nominaciones: Mercury Awards 2005 y Folk Singer de 2007 de la BBC. Hearts & Minds es su quinto disco, segundo con producción comercial. Lakeman usa la viola como instrumento principal, pero guitarras eléctricas insidiosas y baterías de pesadilla asfixian al oyente entre arreglos innecesarios y carentes de originalidad. Hearts & Minds ascendió hasta el puesto decimoséptimo de las listas en una semana para desplomarse hasta el cien a la siguiente. La crítica lo ha defenestrado sin piedad ninguna: concesiones a la moda y todo tipo de vulgarismos pop-roqueros ensucian el talento ancestral del violinista. La música de Lakeman es la música de la gente, de sus abuelos, de sus bisabuelos y de los abuelos y bisabuelos de sus vecinos: la música que ha hecho llorar, reír y bailar a generación tras generación de granjeros y marineros en la costa atlántica inglesa. La valía del folk es su veracidad y los trucos y fruslerías del estudio de grabación la trivializan y la devalúan. "Me inspiro en las canciones tradicionales y en los poetas". Los tres primeros discos del violinista fueron piezas crudas, oscuras e inquietantes, reflejo de la atmósfera turbulenta y melancólica de las leyendas y tradiciones que los originaron. Sus letras hablan de naufragios, de barcos perdidos y de héroes navales, pero también de los padecimientos de los mineros y de las clases explotadas, del sufrimiento de los trabajadores acuciados por la crisis y de tumbas misteriosas cubiertas de hierba en los cruces de caminos.

Lakeman convierte en universales las historias locales y pone de pie y hace vibrar a los espectadores con la única ayuda del sol-re-la-mi de su violín. En YouTube, los vídeos de sus últimos conciertos le muestran tan febril y efervescente como siempre marcando el ritmo con el pie, cantando mientras toca el violín e hipnotizando irremediablemente a los oyentes. ¿Por qué en disco no lo logra? En calles, plazas y caminos, en teatros, clubes y festivales, la música de Seth Lakeman está bastante más viva que su último disco. Ha llegado la hora de que el melómano recapitule: disco y música no son lo mismo y la industria del disco, a pesar de las llantinas de los damnificados por su hundimiento, pertenece ya al pasado. Como las fábricas de orinales y escupideras.

"Me inspiro en las canciones tradicionales y en los poetas", afirma Seth Lakeman.
"Me inspiro en las canciones tradicionales y en los poetas", afirma Seth Lakeman.JUSTIN WILLIAMS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_