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Las consecuencias del comunicado de la banda

"El otro alto el fuego se tradujo en unos cuantos bombazos"

El padre de una de las dos últimas víctimas de ETA desconfía de la banda

Patricia R. Blanco

José Antonio Sáenz de Tejada no confía en que ETA vaya a dejar de matar. El anuncio de ayer, según el cual la organización terrorista abandona las acciones armadas, no es suficiente. "Hubo un alto el fuego hace unos años y se tradujo en unos cuantos bombazos", se lamentó ayer con amargura. Él lo sabe muy bien, porque uno de esos "bombazos" asesinó a su hijo, el guardia civil Carlos Enrique Sáenz de Tejada.

Fue una de las dos últimas víctimas mortales de la banda terrorista. Una bomba lapa adosada a su coche le robó la vida, con 28 años, el 30 de julio de 2009, en la localidad mallorquina de Calvià, tan solo tres días después de haber recibido su destino en la isla. En el atentado también murió otro guardia civil, su compañero Diego Salvá Lezaún, de 25 años.

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Los anuncios de ETA "son cosas vacías, carentes de veracidad", aseguró José Antonio Sáenz de Tejada en conversación telefónica ayer por la tarde con EL PAÍS, desde su domicilio familiar, en Burgos. Hasta ese momento, desconocía que la banda terrorista había adoptado la decisión, anunciada ayer por la mañana a través de un vídeo enviado a la BBC, de "no llevar a cabo acciones armadas ofensivas". "He salido a comer y no he estado en casa", dijo José Antonio para excusar que ignorara el alto el fuego de ETA. Pero una vez que conoció la noticia, el padre del guardia civil asesinado no dejó escapar ningún signo de alegría, ninguna señal de esperanza. Dominaron la desconfianza y la incredulidad.

El padre de Diego Salvá, Antonio, tampoco cree a ETA. "De unos asesinos uno no se puede fiar en absoluto", dijo ayer en la televisión pública balear. Solo les creerá un día, "cuando entreguen las armas".

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) insistió ayer en "la importancia de ser cautelosos" ante el comunicado de ETA. El llamamiento a la precaución es, según la AVT, imprescindible, porque el anuncio de la banda terrorista de un alto el fuego está enmarcado en una estrategia destinada a "estar presente en las próximas elecciones" y poder regresar a las instituciones. "En un momento en el que la lucha contra la barbarie terrorista está siendo más efectiva que nunca, dar pasos atrás o pasos en falso supondría el inicio de la derrota de las víctimas ante los asesinos", advirtió la AVT a través de un comunicado, en el que recordó que "nunca ha habido un perdón para las víctimas ni conciencia de todo el daño que han causado".

Al igual que el padre de Carlos Enrique Saénz de Tejada, los miembros de la AVT se enteraron de la noticia a través de los medios de comunicación. "Nadie, ni del Gobierno ni de la oposición, se puso en contacto con nosotros, lo supimos gracias a las llamadas de los periodistas", aseguró ayer un portavoz de la AVT, aunque tampoco reprochó a los grupos políticos la falta de comunicación. Sí exigió, en cambio, "firmeza" a los poderes del Estado "para que no se dejen llevar por los cantos de sirena de los asesinos y continúen con una política antiterrorista encaminada a un final con vencedores y vencidos".

La asociación se comprometió ayer a estar "más vigilante que nunca" para que se alcance la única solución posible: "El abandono de las armas y la desaparición de ETA". Desconfían profundamente de los terroristas: "¿Qué fiabilidad podemos dar a quienes, durante más de 50 años, solo han tenido la voluntad de matar?", se preguntan en la AVT. Y critican la disertación "poco fiable y demagógica" de la banda, que alude en su comunicado a "los cientos de hombres y mujeres que han traído a esta organización su ilusión y pasión, lo mejor de sí mismos". La verdad del terrorismo es, según la asociación, "que estos cientos de hombres y mujeres han asesinado a casi mil personas, destrozando familias y expulsando de su tierra a miles de ciudadanos del País Vasco".

Aunque la AVT aseguró ayer que "las víctimas no van a permanecer calladas", no fue la tónica general. Hubo algunas excepciones, como la viuda del político socialista Fernando Buesa, que se pronunció sobre el comunicado y aseguró que solo le sirve que "la organización terrorista abandone las armas". Sin embargo, otras víctimas de ETA optaron por la "prudencia del silencio", para analizar "las cosas con calma". Otro familiar de una de ellas, que prefirió no ser citado, consideró que es el momento "de que hablen los políticos".

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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