Los bancos alemanes y británicos, los más expuestos a la crisis
El cortocircuito de la financiación a la banca deja un rastro estadístico singular en el boletín que publicó ayer el Banco Internacional de Pagos, el organismo que reúne a los bancos centrales. Los inversores (entre ellos, los propios bancos) cortaron el grifo a las entidades financieras, que se las vieron y se las desearon para colocar sus emisiones de deuda.
Según las cuentas del Banco Internacional de Pagos, las emisiones de la banca mundial en el segundo trimestre apenas dieron para hacer frente a los vencimientos de pagos: el saldo neto no pasó de 77.000 millones de euros, el nivel más bajo desde finales de los noventa.
La situación más precaria se dio en la zona euro, y sobre todo en Reino Unido, Holanda y España, donde los vencimientos de la deuda superaron el importe de las emisiones. En el caso de la banca española, que apenas pudo salir a los mercados en el segundo trimestre, ese saldo negativo superó los 25.000 millones de euros.
Tapar agujeros
En buena parte, los préstamos pedidos al BCE sirvieron para tapar ese agujero, como también refleja la cuenta financiera de la balanza de pagos de esos meses.
El informe de la balanza de pagos también refleja la composición del balance de activos exteriores de la banca. Los datos son del primer trimestre, antes del contagio de la crisis griega, pero sirven para corroborar qué países concentran la deuda de los sectores financieros más golpeados.
Como ya dejaron entrever las pruebas de resistencia, los bancos alemanes concentran casi la mitad de la deuda con el exterior de las entidades griegas. En el caso de la deuda con empresas griegas, son los bancos franceses los que concentran la mitad del riesgo. Y ambos, franceses y alemanes, son los tenedores de la mitad de la deuda pública griega.
Los bancos franceses y alemanes también asumen buena parte de la deuda de entidades españolas con el exterior, aunque en el caso de la deuda con empresas españolas ganan protagonismo las entidades británicas. Son también los bancos británicos, junto con los alemanes, los que más tienen que perder si se reestructura la deuda de la banca irlandesa, en estrecha vigilancia por los mercados.
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