Los palos que no son flamenco
Una docena de bandas impulsan un movimiento pop rock andaluz
Algunas bromas son reveladoras. El batería de Tannhäuser, una banda sevillana de post rock, vacila en un ensayo y le sale un ritmo de bulería. La gracia se convierte en canción y Disturbio entra en Para entonces habrás muerto, su primer disco. Es una bulería que no lo parece, el efecto invisible del origen.
Tannhäuser, que prepara su segundo álbum, lo deja en modo encubierto, pero las melodías que escuchan sus cuatro componentes desde pequeños están ahí: en casa, en los bares, en las fiestas. Le pasa lo mismo a The Baltic Sea, Montevideo, Gaggia y Mañana. Grupos andaluces que se sienten parte de un nuevo movimiento musical con base en Sevilla. Una revuelta en la que incluyen a Blacanova, Úrsula, Hiroshima Atomic Garden y Pony Bravo. Cada uno toca su palo: pop, rock, folk. O los mezcla. Pero no es lo que se dice flamenco.
El grupo Montevideo dice que hay una cantera sin apoyo institucional
Estos músicos se editan porque creen que la industria les da la espalda
Ninguno reniega. Lole y Manuel sonaba en casa del guitarrista de Tannhäuser cuando era crío. Y algunos hacen concesiones: el rock andaluz de los setenta fue la primera influencia de Gaggia y es el sonido sobre el que galopa Pony Bravo, grupo revelación del festival Primavera Sound 2010.
Pero reprochan la falta de apoyo de las instituciones regionales a todo lo que no sea idiosincrasia cultural. Salvo contadas excepciones, esta corriente se autoedita. "El problema no es la cantera", opina Manuel Villalba, cantante de Montevideo, "es la falta de respaldo de la industria andaluza". Veterano de un movimiento que ha visto crecer en los últimos dos años, dice que, históricamente, los que triunfan sacan sus discos fuera: "Pasó con Triana, Los Planetas y O'Funk'illo".
Montevideo tiene cuatro discos, todos con discográfica. "Pero, en general, los sellos andaluces solo miran al flamenco", afirma. En el último, Vértigo y euforia, han pretendido hacer un álbum de local de ensayo. Como al principio. "Buscamos la canción perfecta de pop-rock, respetamos la tradición, pero no la hemos mamado", dice a modo de excepción.
El sello Foehn sacó el primer disco de Tannhäuser, pero la banda no descarta sacar su segundo álbum por su cuenta. Como herederos del post rock, un estilo musical que pegó muy fuerte hace una década a nivel internacional con nombres como Mogwai o Sigur Ros, el grupo sevillano quiere huir ahora del sonido clásico de su género. Para su guitarrista, Iñaki García, hay una fotografía clara del panorama: "No hay industria local y la independiente, que básicamente es Green Ufos, saca muy poco. De hecho, ha pasado a ser básicamente una promotora. Lo que no es flamenco está marginado".
Desamparado por los organismos oficiales. Así se siente el cantante de Gaggia, que se hace llamar Odin Neno porque "cuando te enfrentas al arte, te tienes que bautizar de nuevo". Preparan Caballo, su primer disco. "Si tenemos tirón, muchos llegarán a odiarnos porque parecemos prepotentes". Pero no le importa. "Mi gran pretensión es llegar al mercado sudamericano. Aquí no hay salida".
Odin Neno admite que su banda arrancó bajo el influjo de Triana, aunque ahora cree que ha derivado hacia un rock más británico. Aún así, mienta al fundador del toreo moderno para hablar de inspiración. "Juan Belmonte se enfrentaba a la muerte y esa búsqueda del destino interesa a Gaggia".
Entre la corriente, hay uno que no siente el desapego de la industria musical y las instituciones. Una voz especialmente autorizada. Él es Raúl Pérez, bajista de The Baltic Sea y productor de Pony Bravo y Mañana, dos bandas que han saltado a la escena nacional, y de Montevideo, que es candidata a los premios MTV. Pérez sí ve un respaldo. "El gran handicapes la necesidad de ir a Madrid y Barcelona por la prensa, pero el apoyo oficial existe".
El artífice de El gran blanco, el electrizante segundo disco (primero en castellano) de The Baltic Sea, tiene una clara impresión tras grabar a una docena de bandas andaluzas. "Noto una impronta, algún guiñito al flamenco en las bandas sevillanas".
Pero ese no debe ser el caso de A ver quién llega antes al fin, el primer álbum de Mañana. El cantante y compositor del grupo, Cristóbal Colom, aprecia el flamenco, pero se queda ahí. Sí, está de acuerdo con el papel de los medios de comunicación, pero este veinteañero de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) dice que ni evoca su tierra en sus melodías folkies, ni se plantea editar un disco con una discográfica. "La autoedición es el futuro. La gente ya no compra discos, así que es mejor que se los descarguen de Internet y paguen por venir a los conciertos".
Lo afirma el líder de un grupo que ha sido elegido la revelación del festival Contempopránea 2010. La voz de Mañana, una de las propuestas más indies de la nueva escena, cree que, "sin muchos medios", les están haciendo bastante caso.
Dice Iñaki, de Tannhäuser, que cuando tocan en Madrid o Barcelona o les hacen una reseña en una revista, siempre se resalta que su estilo musical no pasa por el flamenco. Siente que hacen algo raro para los de casa. Y también para los de fuera.
La 'negrura' sevillana
El rap busca la musicalidad del soul. Esta es la máxima que ha unido a Emilio Sinclair e Isaac Roca, alias
Putolargo, para montar La Groove. Junto a ellos, Román Groove y Selee: cuatro músicos con callo, acoplados a la música negra.
De funk, hip hop y va el primer disco de esta banda formada en Sevilla. Un álbum que aún no tiene nombre, pero que quieren colgar directamente en Internet. Y es que lo que vende, según Román Groove, son los conciertos. "Esa es la preocupación nacional".
Sevilla no solo ha generado una importante cantera de la que Putolargo es un emblema, junto a SFDK y Tote King. "A partir de O'Funk'illo, se ha formado un colectivo importante de música negra". Y después de los inventores del funky
andaluz embrutessío, Groove se siente parte de una corriente de negrura formada por Proyecto Mayhem, Dj Makei, La Milky Way Express y La Mula.
Un movimiento soulero que, según opina Román Groove, no tiene infraestructura. Y busca culpables: "El flamenco es lo que mueve el dinero en Andalucía. Ha hecho mucho daño en el Sur porque es lo único que se le ha dado siempre a la gente".
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