Vilalta y Pascual hablaron varias veces con sus familias durante el secuestro
Sus captores les permitieron escuchar la radio y mandar algún mensaje
Las víctimas del secuestro más largo de Al Qaeda en el Sahel, Albert Vilalta y Roque Pascual, fueron recibidos por amigos y familiares con un aplauso ensordecedor cuando alcanzaron la terminal de El Prat. Minutos antes, Vilalta y Pascual se fundieron en un abrazo "muy emotivo" con su compañera de cautiverio, Alicia Gámez, liberada hace cinco meses por los secuestradores como gesto de buena voluntad.
Pero ese no es un simple abrazo. Con él "comienza la recuperación" de Gámez -que sufre secuelas desde el secuestro- y "se da por finalizada" la caravana de 2009, que se truncó bruscamente en Mauritania, según Francesc Osan, uno de los portavoces de la ONG Barcelona Acció Solidària. Osan vio a los cooperantes levantar el puño en señal de victoria y esbozar una leve sonrisa. Después se abrazó con un escuálido y melenudo Pascual, que ha perdido 22 kilos de peso en nueve meses.
"Me alegré por su fortaleza mental, los vi muy enteros", dice un compañero
Los responsables de la ONG rompieron el silencio de las familias de las víctimas y revelaron algunos detalles del secuestro. Por ejemplo, que Vilalta y Pascual no estuvieron incomunicados: pudieron contactar ocasionalmente por vía telefónica con sus familias y escuchar la radio "si se portaban bien". "Alicia nos explicó que habían podido hacer alguna llamada a los familiares", dijo Osan. Además, permanecieron juntos todo el tiempo. "Eso les ayudó, porque cuando uno estaba bajo de moral el otro le ayudaba", añadió el presidente de la entidad, Josep Carbonell. Los secuestradores les cambiaron de lugar en alguna ocasión y les hacían comer y beber lo mismo que ellos. "Bebían agua en un depósito de goma, pero no les causó ningún problema", afirmó Carbonell, que por primera vez admitió que recibió un mensaje de Gámez al mes del secuestro. "Estamos en el desierto, estamos bien", decía.
"Me chocó su aspecto, porque les conozco desde hace años. Me preocupó ver a Albert con muletas y a Roque tan delgado. En cambio, me alegré por su fortaleza mental y por sus discursos, espontáneos y con el corazón abierto. Los vi muy fuertes y enteros", explicó Osan, que se sumó a la petición expresada por los cooperantes en El Prat: un par de semanas de absoluta tranquilidad para descansar, reponer fuerzas, estar con la familia y recobrar la calma.
La plaza del Rei de Barcelona acogerá hoy la última concentración ciudadana por los secuestrados. El lema de la pancarta ya no será Libertad Albert y Pascual, sino Bienvenidos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.