El temor a una recaída en EE UU hace tambalear otra vez las Bolsas
La tensión en el mercado de divisas lleva al yen a máximos en más de 10 años
A pesar de que cada día hay buenos y malos datos susceptibles de ser interpretados -y a menudo sobreinterpretados- según sopla el viento, esta crisis durará más o menos 10 años, con suaves recuperaciones y recaídas. Llevamos apenas tres de esos 10 años. Si las Bolsas conservan aún cierto anclaje en la economía real -algo que es cada vez más discutible-, con los mercados sucederá más o menos lo mismo: los analistas empiezan a admitir que difícilmente serán capaces de dar rentabilidades consistentes durante casi una década. Aparentemente ajenas a esas perspectivas a largo plazo, las Bolsas mundiales llevan días rumiando acerca de la vuelta a la recesión de las grandes economías en los próximos meses. Una nueva hornada de cifras dio nuevos bríos ayer a esa tesis pesimista, y las Bolsas mundiales, desde Tokio hasta Nueva York pasando por las grandes plazas europeas, se dejaron entre el 1% y el 2%. La española bajó el 1,6% y vio peligrar la cota de los 10.000 puntos.
Las ventas de viviendas usadas en EE UU se desploman un 27%
Double dip (recesión en W, o doble recesión) es el fantasma de moda en Wall Street desde hace tiempo. Y hay estadísticas que hacen temer lo peor: la venta de viviendas de segunda mano en EE UU se desplomó un 27% en julio -hasta el mínimo en 15 años- y ese dato se dejó notar en Nueva York y en el resto del mundo. Pero hay más cifras que dan fuerza al pesimismo imperante: la huida de los inversores hacia los bonos alemanes y estadounidenses (los más seguros) indica que la confianza vuelve a esfumarse.
España salió ayer relativamente bien parada de la nueva oleada de problemas. La subasta de letras del Tesoro fue un nuevo éxito. La prima de riesgo (el diferencial de los bonos españoles con los alemanes) subió, pero más por la caída de los intereses que pagan los bonos alemanes -en mínimos históricos- que por la desconfianza en la deuda española. Pero otras economías periféricas parecen tomar el relevo de España como diana de los mercados. Tras los problemas que han ido sufriendo Grecia, Portugal y España, es Irlanda la que ahora está en el disparadero: la Bolsa irlandesa se hundió ayer, con una caída cercana al 6%, y la prima de riesgo de Dublín está ya en máximos anuales por la desconfianza en sus bancos. Irlanda ha efectuado un ajuste drástico en su sector financiero, pero las dudas sobre el futuro del Anglo Irish Bank y el resto del sector bancario -en el que el Ejecutivo deberá, muy probablemente, inyectar más dinero público-, están castigando al anteriormente llamado Tigre Celta.
Y sin embargo Irlanda es solo una piedra en el estanque: EE UU es el principal foco de atención. El desplome de la venta de viviendas "es una más de un buen montón de noticias desalentadoras", aseguró a Bloomberg el analista Michael Holland. "Cada uno de los nuevos datos está por debajo de las expectativas", abundó Hank Smith, de Haverford. El Nobel Joseph Stiglitz explicó que el problema es que la economía estadounidense "no está saliendo de esta crisis tan rápido como se esperaba", por lo que auguró "un periodo de bajo crecimiento a largo plazo". Pese a que las dudas se han desplazado hacia EE UU, en Europa los problemas no han desaparecido: "Es una postura bastante absurda esa reducción general de las inversiones y esos planes de ajuste en toda la eurozona", dijo Stiglitz, para después añadir que la obsesión por la austeridad en la eurozona eleva el riesgo de caer en una segunda recesión.
Lo paradójico es que ni siquiera con esos planes de ajuste se cumplen los objetivos. El déficit público alemán creció en el primer semestre hasta el 3,5% del PIB, informa Juan Gómez. Alemania vulnera así de nuevo los criterios de convergencia de la Unión Monetaria, que señalan el 3% como límite máximo. Sin embargo, las cifras están aún lejos del 5% previsto por el Ministerio de Hacienda alemán para 2010, gracias al excelente desarrollo económico experimentado por Alemania en los últimos meses.
No solo las Bolsas atraviesan momentos complicados. El yen japonés volvió a apreciarse ayer y alcanzó máximos de 15 años respecto al dólar, y de casi 10 años respecto al euro. Ante el perjuicio para las exportaciones niponas, arrecian las presiones para que el banco central intervenga en el mercado de divisas para depreciar la moneda.
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