El homicida de la riña de tráfico no tenía licencia de armas
Ángel Ortega se niega a aclarar por qué disparó a una mujer
Ángel Ortega Somolinos, el hombre de 76 años acusado de matar a una mujer de dos tiros tras una discusión en Madrid, carecía de licencia de armas, según informó ayer un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. El detenido, que se negó a declarar ante los agentes del Grupo X de Homicidios, pasará hoy a disposición judicial, después de que los investigadores concluyan el atestado.
Los hechos se produjeron la tarde del viernes en la calle de Francisco Villaespesa, en el distrito madrileño de Ciudad Lineal, cuando Ángel Ortega mantuvo una discusión con la pareja formada por María Luisa Santana Martínez, de 55 años, y el argelino Abdon Laib. Estos cruzaron su Renault Megane azul oscuro y cerraron el paso al Ford Focus negro que conducía el supuesto homicida. Se inició entonces una discusión en la que Ortega sacó una pistola y empezó a disparar. Primero abrió fuego contra la mujer, a la que hirió en el cuello. Después tiroteó a su compañero, que salió corriendo calle abajo y no llegó a ser alcanzado por los disparos. Instantes después, Ortega se giró y disparó contra unas personas que estaban en una esquina, entre ellas el portero de un inmueble cercano. El conserje se refugió en la entrada al garaje y avisó desde su móvil a la policía.
El hombre fue detenido a seis kilómetros del lugar del tiroteo
La policía investiga de dónde sacó el arma y cómo se hizo con munición
Ortega se acercó entonces a la mujer y la descerrajó un segundo disparo a bocajarro en el pecho, que la mató en el acto. Se montó en su vehículo y huyó a gran velocidad. En su fuga, se saltó varios semáforos en rojo. La descripción de los testigos y los datos que fue pasando un hombre que siguió al presunto homicida permitieron que fuera detenido junto a la estación de Atocha, a unos seis kilómetros de donde se produjo el tiroteo. El hombre mantuvo en todo momento la calma y no ofreció ninguna resistencia a la detención. La policía recuperó el arma, que ha sido enviada a los laboratorios de balística de la Policía Científica para su análisis y cotejo con los casquillos recogidos en el lugar de los hechos, según han informado fuentes policiales.
El hombre fue trasladado en primera instancia a la comisaría de Retiro, donde se le leyeron los derechos. Desde el principio, se mostró "frío y distante", según relataron algunos agentes. Después le llevaron a la Brigada Provincial de Policía Judicial, donde se negó a prestar declaración. Está pendiente de pasar hoy a disposición judicial.
Los agentes del Grupo X de Homicidios confirmaron ayer que el detenido carece de licencia para tener un arma de fuego. Por ello, están investigando de dónde la sacó y cómo consiguió la munición. En un principio, se especuló con que Ortega era un ex guardia civil o ex militar, ya que fue él mismo el que lo insinuó a los agentes que le detuvieron. Sin embargo, las comprobaciones posteriores desestimaron este extremo. Por ello, además del homicidio, también pasará a disposición judicial acusado del delito de tenencia ilícita de armas, según el portavoz policial.
Los hermanos del supuesto homicida comentaron el viernes por la tarde a EL PAÍS que Ortega tenía un carácter muy frío y muy mal genio. "Es una persona retraída, introvertida y hasta un poco rara", comentó Dolores, que no tiene relación con él desde hace 10 años.
Ayer por la mañana, una forense practicó la autopsia a María Luisa Santana en el Instituto Anatómico. El compañero de la mujer y sus dos hijos, de 18 y 32 años, reclamaron el cadáver y declinaron hacer declaraciones a los periodistas. Salieron por un lateral del edificio montados en un coche y tapándose la cara para no ser reconocidos.
La policía intenta esclarecer los motivos de la discusión de tráfico. Algunos testigos explicaron que se inició al principio de la calle porque el supuesto autor de los disparos no arrancó en un semáforo cuando se puso en verde. Otros apuntaron que la disputa se originó por una plaza de aparcamiento.
Ángel Ortega trabajó como mecánico tornero y matricero en el sur de África durante unos 25 años. Después regresó a España y se encargó de cuidar de su madre hasta que murió. Siempre ha estado soltero y se ha mantenido alejado de su familia. Algunos testigos le describieron como un hombre bien vestido, que actuó con gran frialdad.
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