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Días de diversión

Las grúas también van a los fuegos

Algunos hosteleros donostiarras se quejan de que las obras del parking de la Concha les repercuten negativamente

Apoyado en la barandilla de la Concha una templada noche de esta Semana Grande, con el Palacio de Miramar a las espaldas, la isla de Santa Clara al frente flanqueada por Igueldo y Urgull a cada lado, y la brisa marina acariciando el rostro, uno alza la cabeza y ve cómo las compañías pirotécnicas de varios países del mundo incendian por segundos el cielo, llenándolo de luces y colores, de acompasado estruendo. Sin embargo, al bajar la vista, un par de grúas y unas vallas ocupan parte del espacio de los jardines de Alderdi Eder. Son las obras del parking de la Concha, que ocupan parcialmente desde hace un tiempo uno de los espacios más emblemáticos de las fiestas donostiarras.

El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, afirmó hace unas semanas, con motivo de la presentación del cartel de fuegos artificiales para la Semana Grande, que las obras, cuya finalización se prevé para el primer semestre de 2011, no impedirían que "todo se desarrolle con normalidad y que se pueda disfrutar de las fiestas, desde el Hotel Londres al infinito". Más allá de la constatación de que cada noche siguen acercándose a las inmediaciones de la bahía cientos de personas para disfrutar del espectáculo, ¿qué opinan algunos hosteleros de la zona?

Un dueño de un bar de la zona: "Todo esto nos está llevando a la ruina"
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El dueño de la cafetería que, posiblemente, esté más rodeada por toda la infraestructura de la obra comenta que "todo esto nos está llevando a la ruina, nuestro bar no tiene en estos momentos un entorno agradable". En este sentido, el encargado del establecimiento recuerda que hasta antes del comienzo de los trabajos podía situar una terraza acristalada desde la que la gente "disfrutaba" con los fuegos artificiales, "pero ahora no. Y eso que he recuperado parte de la terraza. Antes las vallas entraban casi en el bar. De esto se estarán beneficiando los locales del entorno", abunda.

Pese a que en otro restaurante cercano saben que la mayor capacidad del parking permitirá atraer a más gente, creen "que las obras se están alargando algo más de lo esperado. Creíamos que iban a terminar para este verano". En relación a la Semana Grande de San Sebastián, en este amplio local opinan que "la gente está disfrutando algo menos de los fuegos porque los ven más lejos; por ejemplo, desde nuestro comedor antes se veía todo el espectáculo, ahora sólo los fuegos altos". Además, en el restaurante han tenido que cambiar la terraza de posición, "con lo que los camareros tienen que andar más y la comida llega algo más fría, sin olvidar el peligro del carril provisional para bicis", explican.

Una señora que desde hace varios años regenta un puesto de golosinas de la zona se queja de que "estamos perdiendo bastante dinero este año y no sólo por la crisis". Además, indica que, por la disminución de espacio con motivo de las obras, "la gente está este año más apelotonada y no tiene sitio para sentarse en los bancos a ver los fuegos". Por último, se refiere al tiovivo de Alderdi Eder, del que "los niños no pueden disfrutar como siempre".

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