Una terraza con sabor a mundo
La Semana Grande inaugura un espacio en el Kursaal para fomentar el intercambio entre culturas
"Tenemos tres tipos de té: uno suave, que simboliza el amor; uno amargo, que representa nuestro paso por la vida, y uno dulce, como la muerte". Mohamed Tamer, presidente de la Asociación de Marroquíes de Aragón Albughaz, extiende una bandeja con una infusión suave de hierbabuena y unas pastas de almendras, sésamo y nueces mientras explica que el té significa en el Magreb "hospitalidad, unión y familia". "Debe hacerte creer que estás bebiendo directamente de una planta", abunda. "Hay quien dice que si está bien preparado y se toma al aire libre una abeja debe posarse sobre él".
Mientras Tamer habla, uno de sus compañeros, agazapado bajo un toldo para cubrirse de la lluvia, muestra varias alfombras, babuchas y cachimbas con grabados a una pareja.
El programa incluye conciertos, juegos y la lectura de clásicos de los cinco lugares
A lo largo de toda la Semana Grande, la terraza alta del Kursaal acoge por primera vez en las fiestas donostriarras actos para difundir la gastronomía y la cultura de varios lugares del mundo (México, Alemania, el Magreb, Lleida y Cuba). Cualquier visitante puede comer caracoles a la gourmanda de Lleida aligerados con un mojito o una cerveza de trigo y disfrutar a renglón seguido con un cuentacuentos magrebí o bailar al son de una ranchera. "Queremos darnos a conocer y tender puentes para la convivencia entre culturas", argumenta Tamer.
"Por el momento, la climatología no está acompañando. Esperamos que venga mucha más gente", indica Patricia Llano, representante de la Asociación Cultural México Lindo, al tiempo que prepara dos tacos y los adereza con salsa picante de guacamole y tomate verde. "No se puede olvidar que la gastronomía mexicana acaba de ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco", comenta orgullosa.
Desde anteayer, en este lugar que permite cruzar fronteras con dar apenas unos pocos pasos se están organizando, además como conciertos o juegos, y actividades de lectura de clásicos de los cinco territorios representados. Dos claros ejemplos serían el de la carpa leridana, donde el próximo miércoles se celebrará el Aplec del Caragol, una de las fiestas más tradicionales de esa provincia catalana, con una carrera infantil en la que cada niño apoyará a un molusco, o el de los conciertos y la sesiones de dj's de cada zona que amenizan las noches de la playa de la Zurriola.
Saltando el charco en unos segundos, un cocinero cubano prepara cerdo asado con cebolla confitada para una joven caribeña que comienza a bailar salsa acompasando sus movimientos para no derramar el mojito que lleva en un vaso reciclable. "Tenemos programación para los más pequeños y conciertos para que la gente baile", afirma Eduardo Pérez, coordinador de la carpa.
En el recinto reservado para Alemania, situado entre el del Magreb y el de México, unos turistas comprueban los tres tipos de salchicha que se pueden degustar. Al lado, Tamer otea el horizonte y divisa algunos claros entre las nubes. Tal vez alguna abeja aparezca pronto.
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