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Reportaje:El pulmón verde de la sierra

La naturaleza se viste de granito

A 50 kilómetros de la capital, La Pedriza ofrece a los urbanitas senderos para pasear, rocas para escalar y pozas donde bañarse

Justo en el límite entre La Pedriza Anterior y la Posterior, junto al arroyo de la Dehesilla, en pleno corazón de este territorio del parque regional de la cuenca alta del Manzanares, un vistazo de 360 grados en medio de la oscuridad más absoluta permite descubrir, al que le alcanza allí la noche, las diminutas luces que a lo lejos brillan entre los rocosos montes que rodean la zona. Son gatos urbanos. Pero de ninguna raza en particular. Se trata de esos madrileños que buscan en la cercana Pedriza, el espacio protegido más grande de la Comunidad (3.200 hectáreas), el contacto con la naturaleza sin alejarse demasiado de la urbe. Los de las luces son los valientes que además se atreven a pernoctar por allí. Al aire libre, porque plantar la tienda no está permitido. El enclave, acotado al oeste por la garganta del Manzanares y al este por el arroyo del Mediano y el Hueco de San Blas, brinda a la región un jardín rocoso que pinta un pulmón natural en la ciudad de los coches. Una jugosa oportunidad para alpinistas y montañeros de meseta. Sin duda, un alivio para los que sufren la condena de pasar sus vacaciones en Madrid.

La zona es la finca de fin de semana de los madrileños
Muchos inmigrantes han encontrado en el río un lugar de asueto familiar
El refugio de Giner de los Ríos es un enclave perfecto para pernoctar
El alma de una mora y otras ánimas de leyenda vagan por estos montes
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"La Pedriza es la finca de fin de semana de los madrileños", resume Roberto Sánchez, un jubilado que ha pasado en estos montes de granito de 300 millones de años "decenas de domingos". Tantos que ya es un experto. Pero los castizos a los que se refiere Sánchez no son solo de nacimiento. También los hay de adopción. Mario Robles y su familia, que llegaron desde Ecuador hace siete años, pasan muy a menudo por esta parte de la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama. "Por aquí, cerca del río, veo muchos compatriotas. La mayoría, yo creo", comenta. "Los que vienen a escalar suelen ser españoles de aquí", dice pisando una roca en chanclas y sofocado por la nevera llena que porta entre los pedruscos. Mujer, niños, suegra, primos y demás elenco familiar de Robles vienen a refrescarse en el río. "No hay dinero para ir al mar", se lamenta el inmigrante.

Llegar no es difícil. A 54 kilómetros de la capital, en apenas lo que dura un CD sonando en los altavoces del coche, el visitante ya se ha colado en este trocito de la serranía regional. Lo difícil es entrar hasta sus entrañas con el vehículo si se trata de fin de semana y se nos ha ido la hora. Los aparcamientos solo disponen de 375 plazas. Un límite necesario para preservar el espacio natural ante el medio millón de visitantes y los alrededor de 8.000 coches que el parque recibe al año. Si no, siempre queda la caminata o el minibus desde el municipio de Manzanares el Real; o la línea 724, que llega desde la plaza de Castilla en poco más de una hora. "Y en verano y Semana Santa es gratis", informa la portavoz regional de Medio Ambiente.

Hay más alternativas de entrada: una de las mejores es abandonar el coche antes de adentrarse en el parque y seguir la senda del Quebrantaherraduras, de dificultad media y algo más de 3 kilómetros de largo. Un verdadero balcón en forma de camino que le da al visitante una completa visión de lo que va a encontrar. U otras entradas menos concurridas, como el Tranco, en el margen izquierdo del río Manzanares, entre otras. "De hecho, uno de los problemas de La Pedriza es la facilidad con la que se accede", asegura un agente de la Unidad de Montaña de la Guardia Civil. "Provoca que se masifique la zona", añade.

Al final, casi todos los caminos llegan a Canto Cochino, de donde parten varias de las rutas más populares entre senderistas y domingueros. La Pedriza, a una altura de entre 890 y 2.029 metros sobre el nivel del mar, "se divide en tres zonas", explica Sánchez: "El Alcornocal, la de menor altura, que limita con Manzanares; La Pedriza Anterior, donde están los riscos de los Fantasmas, y La Pedriza Posterior, que con el risco de las Torres es la zona más alta de todas", detalla el montañero.

"Hay dos tipos de visitas a La Pedriza: la ociosa y la deportiva", desglosa Teto, un rastafari que aparece pidiendo tabaco entre las rocas por uno de los senderos. Para él, estos páramos ya no esconden ningún secreto. Según cuenta, para vivir una aventura de botas y mosquetón lo más recomendable es tomar los caminos que quedan a la derecha del Manzanares, cruzando el primer puente de Canto Cochino. Siguiendo estas sendas se alcanza el refugio Giner de los Ríos, un espacio céntrico y agradable donde pernoctar entre La Pedriza Anterior y la Posterior. Desde allí las vistas son impresionantes. "Se ve absolutamente todo", dicen Anaís y Paula, dos jóvenes que a pesar de encontrar el refugio cerrado por vacaciones, no han dudado en sacar los sacos y pasar allí la noche a la intemperie para "despejarse de la ciudad".

El enclave es un manjar visual para los amantes de la escalada y el senderismo: "Al norte se ve la Peña del Rayo, y un poco a la derecha los Llanos, las Cuatro Torres y el Dedo de Dios, justo antes del Pájaro, el Guerrero y el Hueso", enumera mientras señala sus formas desde allí Víctor Juanco, un escalador de 17 años que tras dormir cerca del refugio se despierta ilusionado. Hoy le toca escalar a la cueva de la Mora, que se vislumbra en lo alto al este de la peña del Sirio, que es famosa por esa leyenda que cuenta que allí estuvo secuestrada por su familia la hija de un rico árabe por amar a un caballero cristiano, quien jamás regresó a buscarla. Dicen los serranos que su alma todavía vaga por esos montes. Pero a Víctor eso no le impresiona. Él ya subió al Cancho de los Muertos, "que también tiene su leyenda", dice mientras apunta a este otro risco. "A mí lo que me preocupa es coger mis cuerdas y poder subir. No los cuentos", sentencia. Y coincide con la mayoría de escaladores al señalar sus paredes favoritas: el Pájaro y el Yelmo.

Teto, que parece más un ermitaño que un visitante, cuenta los secretos que conoce de La Pedriza mientras se cura la última herida de su colección: "Vete detrás del pico del Pájaro", sugiere este experto, "allí está el Laberinto y, detrás, la roca del Capuchino", describe. "Allí justo, bajo unas rocas, hay unas maderas que sirven de refugio para dormir. Nadie lo sabe, pero yo sí", revela con la seguridad de quien conoce que no todo el mundo puede llegar hasta allí.

Los que prefieran una visita más refrescante, también tienen opciones. Además de la popular Charca Verde, a la que se han acercado Robles y su familia caminando por la orilla del Manzanares desde Canto Cochino. Está el lago Kinderland, a la ribera izquierda del arroyo de la Majadilla. O las Pozas de la Foca, siguiendo el río en su curso decreciente. Sin olvidar todas las demás pozas que se forman a lo largo de los ríos que surcan el páramo. Habrá quien no lo sepa ver, pero Teto lo tiene muy claro: "En La Pedriza se puede hacer de todo. Yo no entiendo a los que prefieren quedarse en la ciudad".

Varias personas junto al lago Kinderland
Varias personas junto al lago KinderlandSANTI BURGOS

Consejos prácticos

- Extensión: 3.200 hectáreas.

- Ubicación: Cuenca norte del Manzanares, en la sierra de Guadarrama.

- Cómo llegar: En coche: por la M-607. De ahí conducir por la M-608 (la barrera para acceder al parque con vehículo abre de 8.00 a 20.00).

En autobús: la línea 724 desde la plaza de Castilla (gratuito en verano y Semana Santa).

También autobuses desde Manzanares el Real (gratuito en verano y Semana Santa).

- Dónde dormir: En sacos. A la intemperie por todo el parque (sin tienda).

Refugio Giner de los Ríos (www.refugioginer.com). 50 plazas. Alojamiento y desayuno, 10 euros.

- Dónde comer: Lo más aconsejable es llevarse el picnic de casa (recuerde recoger la basura), pero también existen bares y restaurantes donde almorzar o tomar algo junto al río, en la zona del Tranco (entrada sur de La Pedriza). Además, en la zona de Canto Cochino (sureste del parque) se puede encontrar un merendero en el que sirven raciones y platos combinados.

- Normas de conservación: Prohibido encender fuegos, la acampada libre con tienda de campaña, cazar (pesca controlada y con autorización) y arrojar basuras.

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