La polémica por la mezquita de Lleida crispa el inicio del Ramadán

Al regreso de los fieles a la mezquita de Lleida, donde el 22% de los vecinos son inmigrantes, le siguió ayer un nuevo cruce de acusaciones entre el alcalde y el líder de la comunidad religiosa. Un aumento de la tensión en un momento delicado: a las puertas del Ramadán, el mes sagrado y más importante de los musulmanes, que empieza mañana, miércoles.

El alcalde, Àngel Ros (PSC), aseguró en una entrevista con Catalunya Informació que hay que combatir los mensajes fundamentalistas de los líderes de las comunidades islámicas, entre los que mencionó a Abdelwahab Houzi, imán de la mezquita de la calle Nord, reabierta tras tres semanas de cierre municipal por cuadriplicar el aforo un viernes de junio.

La comunidad busca un nuevo solar donde quepan todos los fieles

El líder religioso se compromete a no dejar entrar a más de 240 personas

El imán le respondió durante la reapertura del templo: "Declaraciones como las del alcalde fomentan el odio al Islam". "Nos acusan de fundamentalismo pero no explican qué quieren decir, creando así confusión y miedo en la gente. Si defender el islam es ser fundamentalistas, lo somos. Pero que la gente sepa que no obligamos a nadie a hacer nada. No somos machistas ni extremistas. Rechazamos la violencia y las imposiciones", aseguró.

No es la primera vez que el alcalde y este líder musulmán se enzarzan verbalmente. Los problemas de espacio de la comunidad islámica leridana han sido un punto de fricción durante años.

El regidor y el imán Houzi sí que coincidieron en que la mezquita actual no es una solución para el futuro. Ros instó a Houzi a que construya un nuevo templo en el solar del polígono industrial que el Ayuntamiento les cedió en 2007 a cambio del pago de un canon anual. Además, el edil reprochó a la comunidad islámica de Lleida que a pesar de las facilidades que le ha brindado el consistorio constantemente surjan problemas con sus líderes, entre los que citó expresamente a Houzi. El alcalde volvió a vincular al imán con la intolerancia y el fundamentalismo.

Los musulmanes rechazan ahora el terreno cedido por el Ayuntamiento porque dicen que se les queda pequeño. Houzi volvió a explicar que rechazarán el solar del polígono debido a que tampoco les garantiza un espacio suficiente, ya que el templo proyectado en esa parcela tiene capacidad para unas 550 personas solamente. "El solar que nos dejaron tiene unos 1.800 metros cuadrados y necesitamos uno que tenga entre 5.000 y 7.000, porque muchos viernes [el día sagrado del islam] llegamos a las 1.200 personas", explicó el imán.

La idea de la comunidad islámica es encontrar un solar en terreno agrícola por los alrededores de Lleida en el que puedan construir una mezquita con módulos prefabricados que se pueda ir ampliando en función del aumento del número de fieles. Houzi dijo que ya están buscando un nuevo terreno y que pedirán al consistorio que les ayude en la recalificación de los mismos para agilizar la construcción. Simultáneamente, la comunidad islámica también busca un local al que poder trasladarse hasta que esté construida la nueva mezquita.

El de la calle Nord ha podido reabrir porque Houzi se ha comprometido a contar las personas que entran para no volver a superar el aforo, de 240 personas.

Los viernes (cuando la afluencia es mayor) pueden rezar también en un pabellón que el Ayuntamiento habilita cada verano ante la llegada de temporeros musulmanes. Además, el consistorio buscará un espacio para la celebración de los últimos días del Ramadán, que empieza mañana, miércoles, y dura un mes.