Historia concentrada en Urdaibai
Los equipos de arqueología aprovechan el verano para impulsar sus trabajos de investigación en los yacimientos de Santimamiñe, Arrola y Forua
Urdaibai esconde la historia más remota del País Vasco. Al menos eso opina Juan Carlos López Quintana, responsable de los trabajos de investigación arqueológica de Santimamiñe. Junto a la cueva, estudiada por primera vez en 1916 por Telésforo de Aranzadi, José Miguel de Barandiarán y Enrique Eguren, el paraje alberga otros yacimientos como el de Arrola y Forua. Y ahora, en verano, los equipos de arqueología, impulsados por la Diputación Foral de Vizcaya prospectan, escavan y catalogan.
Que sea Urdaibai la zona de Vizcaya que concentra algunos de los yacimientos más significativos del norte peninsular responde en primer lugar, según López Quintana, a que "es un área en la que se ha trabajado mucho. Las primeras investigaciones proceden de 1918, en los 60 hubo un nuevo equipo de espeleólogos y arqueologos que encontraron muy buenos yacimientos y a partir de 1985 hemos entrado una nueva generación que estamos sacando muchas cosas a la luz". A ello se suman las características propias del terreno. "La zona escarpada permite una defensa natural que no obliga a fortificar por completo los poblados", añade Ana Martínez, arqueóloga en los restos de Forua, sin olvidar que "es un espacio muy rico en recursos, está el litoral, los estuarios, también hay valles, montañas y cada uno de ellos te da unos recursos propios", explica López Quintana.
El paraje esconde los restos más significativos de Vizcaya
Forua se descubrió por el trabajo de tres arqueólogos recién licenciados
En 2004, comenzó la tercera fase de estudio en Santi-mamiñe. Después de su descubrimiento a principios del siglo XX, y tras unos segundos trabajos en los años 60, López Quintana tomó el relevo de Aranzadi, Barandiarán y Eguren. Su equipo, que este año ha contado con siete personas, trabajó hasta 2006 analizando el suelo de la cueva. Dos años en los que consiguió identificar y datar cualquier resto humano y animal que haya pasado por Santimamiñe.
Así se sabe que los primeros moradores de la gruta fueron animales, que hubo 5.000 años, entre el 18.000 y el 13.000 a. C. en los que el agua lo tomó todo y que después hubo diferentes fases de ocupación por parte de cazadores y recolectores hasta que aquellos habitantes decidieron instalarse en el exterior. A partir del año 5.000 a. C. se convierte en un sitio de enterramiento, y desde entonces los usos variopintos se suceden, "en el siglo IV d. C. un grupo de romanos oculta ahí un tesorillo, 106 monedas de bronce", cuenta López Quintana "y luego se suceden ocupaciones puntuales. Barandiarán encontró restos de cerámica post medieval y hay constancias de que en la Guerra Civil hubo gente que se ocultó en la cueva".
Desde que decidió asumir los trabajos en Santimamiñe, López Quintana ha dedicado el 70% de su tiempo a este yacimiento. Ana Martínez, una de las arqueólogas que trabajan en los restos de Forua, también sabe lo que es dedicarse casi en exclusiva a un proyecto. Martínez, recién licenciada, decidió junto a otros compañeros de carrera, emprender un proyecto de investigación en Forua. "Sabíamos que había restos por dos piezas de mármol de época romana que se encontraban en el municipio. Pero poco más". Martínez y sus colegas descubrieron en los años 70 un yacimiento romano, habitado del siglo I al IV. Ahora, llevan inventariados 12 edificios, uno de 600 metros cuadrados con patio porticado incluido.
Los estudios arqueológicos en el Urdaibai se cierran con el Castro de Arrola. El conservador y profesor de la UPV, Fernando Baceta, trabaja junto a un grupo de alumnos en la recuperación de una estructura amurallada del siglo IV a. C. Para Baceta el oppidum de Arrola forma junto a otros yacimientos "como el asentamiento de Forua, un conjunto único en Vizcaya. Aunque existan otros Castros no se les ha podido contextualizar tan bien con el entorno".
Y lo que todavía queda por encontrar. Los investigadores saben que los yacimientos en el Urdaibai no se han terminado de explotar, ni muchos menos acotar. "Se pueden descubrir bastantes más cosas", apunta Baceta "este Castro tiene 2.500 años, ha sufrido muchos cambios, hay zonas que probablemente haya desaparecido pero aún así creo que en Arrola todavía queda bastante por dar".
Restos
- Santimamiñe. La cueva esconde restos de hasta 27.000 años de antigüedad. La gruta fue estudiada por primera vez en 1916 por Aranzadi, Barandiarán y Eguren.
- Arrola. El complejo fortificado data del siglo IV a. C. El equipo de arqueólogos que trabaja en los restos asegura que el oppidum de Arrola es el castro más emblemático y mejor conservado de todo el Cantábrico occidental.
- Forua. El yacimiento romano incluye 12 edificios . Los restos hallados han podido concluir que la mayoría de sus habitantes se dedicaron a la forja
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