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Reportaje:ESCAPADAS

Las dunas de Darth Vader

Decorados intactos de 'La guerra de las galaxias', grandes lagos de sal y palmerales donde comer un sabroso cordero asado en el sur de Túnez

Miguel Ángel Noceda

Quizá lo primero que llama la atención al aterrizar en el coqueto aeropuerto de Tozeur es la visión de dos enormes jumbos blancos, uno de pasajeros y otro de carga, sin símbolo alguno, que, según cuentan, Muamar El Gaddafi dejó allí abandonados tras el conflicto del líder libio con Estados Unidos en los años ochenta. Por lo visto, nadie sabe qué hacer con ellos y con el tiempo se han convertido en una atracción más. Los dos aparatos han sido testigos de la vertiginosa evolución que ha experimentado el sur de Túnez en los últimos años. El Gobierno tunecino quiere potenciar el atractivo del desierto para que su oferta turística no se limite a la franja costera, sobre todo en las estaciones no veraniegas.

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Tozeur es la capital de la región. Asentada junto a grandes oasis y palmerales, el turismo ha desplazado a esta industria que ha dado de comer a sus habitantes desde hace 2.500 años. Se caracteriza por su ancestral sistema de regadío compuesto por 200 manantiales ideado por el matemático Ibn Chabbat y que ha hecho de Túnez el país de las palmeras. Tiene el doble (22 millones) que habitantes (11 millones), en la proporción de una macho por cada 150 hembras.

En Tozeur los guías repiten como una máxima que "de la palmera se aprovecha todo, hasta la sombra". Y es verdad que se aprovecha todo (como madera, cestería, tejados...); pero principalmente los dátiles, el producto nacional del que cada hembra da entre 40 y 60 kilos anuales y del que se exporta la mayoría. Existen más de 120 variedades, de las que la denominada deglet nour (dedos de la luz) es la estrella. A la sombra de las palmeras, además, se cultivan huertos y frutos que hacen ese aprovechamiento completo.

Unos 70.000 habitantes viven en Tozeur, cuya medina del siglo XIII guarda, en silencio, casas de ladrillo de arcilla y tierra blanca, con decorados geométricos, aldabas artísticas y calles estrechas y abovedadas. Al reclamo del turismo, la calle principal se ha convertido en un zoco de productos típicos a través del que un sinfín de carros tirados por mulas o burros se abre paso sin mucho orden ni concierto. En la plaza, un mercado cubierto distribuye puestos de hortalizas, pescado y carne, cuyo producto principal es el dromedario.

En la parte moderna de Tozeur, cerca de los cada vez más numerosos establecimientos hoteleros, el Museo de Arte y Tradiciones Islámicas Dar Cherait (www.darcherait.com.tn/htmla/menua.htm) repasa la historia de la región en un antiguo palacio de la familia del fundador, Alderrafak Cherait, al que se atribuye el impulso turístico de Tozeur.

Tozeur está situada entre el Chott El Jerid y el Chott El Gharsa, dos inmensos mares de sal que en su día tuvieron salida al Mediterráneo. El primero, el gran lago del país de las palmeras, tiene 5.400 kilómetros cuadrados y de él se alimenta la industria de sal tunecina. Cuentan por allí que muchas caravanas se perdían por el lago debido a los espejismos. Ahora es atravesado por una calzada asfaltada que va desde Tozeur hasta Kebili.

En mitad de la travesía se han ido levantando puestos de recuerdos, entre los que destaca el llamado café Hamma, que parece destinado exclusivamente para turistas españoles a juzgar por los carteles rudimentarios escritos en español con eslóganes tan peculiares como "Más barato que en El Corte Inglés", "Más barato que en el Todo a Cien". Hamma, que se acompaña por un zorrillo del desierto con cara de pocos amigos, asegura que fue el pionero de esas tiendas en las que predominan las rosas del desierto, algunas de ellas teñidas de colores, y la cerámica bereber.

El viaje ofrece excepcionales paisajes, que varían, según el día, desde brillantes superficies regadas de rayos de sol hasta frecuentes tormentas de viento que levantan la sal y la arena y explican el porqué de los turbantes. De sal y arena petrificada se formaron las dunas de Debabcha, de atractivas formas mágicas.

El cuello del camello

Al otro lado del lago, más cercano a la costa, se encuentra Douz, considerada la puerta del desierto del Sáhara. Fue una importante parada de las caravanas transsaharianas y ahora está también volcada al turismo con paseos en dromedario en el vecino campamento bereber de Zaafrane y ofertas de actividades en quad, 4×4 y globo. Cada año, entre noviembre y diciembre, se celebra en Douz el festival internacional del Sáhara, cuatro días de celebración de la cultura tradicional del desierto, con música, danzas, carreras de caballos, perros salugis y camellos.

También puede optarse por el recorrido del antiguo tren El lagarto rojo por los desfiladeros del río Selva. Pero, entre Douz y Tozeur, conviene visitar lugares como el oasis de montaña de Chebika, con un pequeño desfiladero. Chebika es hoy un pueblo abandonado tras la gran riada de 1969, que obligó también a despoblar Tamerza, donde sin embargo los habitantes han creado otra población al lado.

Otra visita obligada en el entorno de Tozeur, hacia la frontera argelina, es Ongejamel (cuello de camello), llamada así por la forma de una roca y que se ha convertido en una atracción turística a raíz de la película La guerra de las galaxias. La Oficina de Turismo de Túnez (www.tourismtunisia.com) organiza rutas específicas para los seguidores de la hexalogía. Uno de los mayores atractivos es el poblado que ideó George Lucas, que se mantiene intacto. Allí tenían lugar algunas escenas relevantes del Episodio I: La amenaza fantasma, como la primera aparición del malvado Darth Sidious. Muy cerca están los restos de otro rodaje, El paciente inglés (1996, Anthony Minghella) que han corrido peor suerte.

Los alrededores son ideales, por sus dunas, para contemplar la aventura con magníficas puestas de sol y una cena bajo una jaima con el típico cordero asado en una vasija bajo tierra o alguno de los platos típicos tunecinos, de los que Slim Bettaieb, chef de la cadena Iberostar, es un maestro.

Músicos tunecinos, durante una actuación en Douz, en el Festival Internacional del Sáhara que se celebra en noviembre o diciembre al suroeste del país magrebí.
Músicos tunecinos, durante una actuación en Douz, en el Festival Internacional del Sáhara que se celebra en noviembre o diciembre al suroeste del país magrebí.CORBIS

Guía

Cómo llegar

» Tunisair (www.tunisair.com) vuela de Madrid a Tozeur jueves y domingos (desde unos 700 euros).

» Empresas como Politours o Catai Tours organizan viajes por el sur de Túnez. Cuatro días, 453 euros. Ocho días, a partir de 785 euros.

Dormir

» Iberostar Palmyre. Zone Turistique, 2200. Tozeur. www.iberostar.com.

Información

» Turismo de Túnez en Madrid. 915 48 18 43 y 915 48 14 35.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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