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Berlusconi sortea por la mínima la moción contra un viceministro

La votación refleja que el jefe del Ejecutivo ha perdido el control de la Cámara

El Gobierno de Silvio Berlusconi salió ayer con vida, pero sin mayoría absoluta, del primer examen parlamentario tras la expulsión de Gianfranco Fini del Pueblo de la Libertad (PDL), el partido que él mismo fundó con el primer ministro y que gobierna Italia. Por 299 votos frente a 229, la Cámara de los Diputados confirmó la confianza en el subsecretario de Justicia, Giacomo Caliendo, investigado por pertenecer a la llamada P3, una logia secreta que condicionaba el nombramiento de los jueces, tribunales y del Consejo Superior de la Magistratura. El viceministro salvó su escaño y Berlusconi a su Gobierno. Sin embargo, la votación dejó en evidencia que el primer ministro ha perdido el control de la Cámara baja. La coalición gubernamental se quedó lejos de la mayoría absoluta -316 votos- y solo la abstención de 75 diputados centristas y seguidores de Fini le garantizó la supervivencia.

Solo la abstención de 75 diputados permitió al Gobierno superar la censura
Los disidentes se alinean con varios grupos centristas y democristianos
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Un país sin futuro político

El voto de ayer sirvió para medir las fuerzas de que disponen los dos ex compañeros y actuales antagonistas de la arena política italiana. Berlusconi logró un valioso aunque momentáneo alivio. Por su parte, Gianfranco Fini, durante el estreno parlamentario de su nuevo grupo, Futuro y Libertad, obtuvo la prueba de la disciplina de sus 33 diputados y demostró que, de facto, tiene en sus manos la vida del Gobierno y el poder de vetar sus iniciativas.

Votaron contra la moción de censura los diputados del PDL y de la Liga Norte, que sostienen al Gobierno. El ministro de Justicia, Angelino Alfano, defendió a su número dos echando mano del habitual asidero de la conspiración ("La P3 es una invención de magistrados e izquierdas", dijo Alfano) y de la presunción de inocencia como principio inviolable de una democracia: "Estáis pidiendo que dimita una persona solo porque está siendo investigada". Los cuatro finianos presentes en el Gabinete se alinearon con sus colegas. El mismo Fini les había dado permiso: "Por coherencia, no pueden retirar la confianza a un miembro del Ejecutivo al que pertenecen". Eligieron el las formaciones de centro-izquierda Partido Democrático e Italia de los Valores, que habían presentado la moción.

A la abstención del grupo de Fini se añadió la de los diputados de la Unión de Centro (UDC), los de la Alianza para Italia (API) y el Movimiento para la Autonomía, el partido que gobierna la región de Sicilia. "No queremos minimizar la cuestión moral, pero de momento no vemos en la conducta del viceministro responsabilidades penales suficientes como para pedir su cabeza", dijo Pier Ferdinando Casini (UDC).

Así, ayer se concretó un nuevo escenario en el Parlamento italiano: la convergencia de los finianos y de los católicos parece el ensayo general para el nacimiento de una coalición moderada entre los dos polos. Lo dejó claro Pino Pisticchio, del API, al hablar de una "bipolaridad arcaica e ideológica". El eje entre Fini, Casini y Rutelli (API) cosechó 75 votos, lo que provoca preocupaciones en la mayoría parlamentaria y condena a Berlusconi a ser rehén de las decisiones de Fini. Algo que el orgullo personal y la credibilidad política del Cavaliere no pueden permitir.

"Al primer incidente vamos a las elecciones", amenazó el primer ministro. El titular de Interior, Roberto Maroni, afirmó en una entrevista con Il Corriere della Sera que existe plazo suficiente incluso para votar en otoño. Berlusconi sabe bien que ninguna de las fuerzas que lo cercan está lista para las urnas. El presidente del Congreso (Fini) necesita tiempo para coger fuerza, sobre todo si su ex compañero consigue echarle la culpa del eventual derrumbe del Gobierno. La supuesta alianza de Centro tampoco tiene base alguna para presentarse ante los ciudadanos. Dario Franceschini, que expuso la posición del Partido Democrático, gritó que "ya no existe la mayoría elegida por los electores, se ha quedado en un residuo deshilachado que tendrá que buscarse la vida día a día. Berlusconi amenaza con las elecciones enseñando músculos que ya no tiene". Aun así, el PD no quiere someterse al juicio de los italianos con tres años de antelación, y pide un Gobierno de transición que cambie la ley electoral.

El empate de Montecitorio (sede de la Cámara), con el momentáneo alivio de Berlusconi y las maniobras centristas de Fini, no soluciona los problemas de inestabilidad del país. Al contrario, los pone en evidencia y los escenifica como en una tragedia griega. El acto final será después del verano.

Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, y la ministra de Medio Ambiente, Stefania Prestigiacomo, ayer en la Cámara de Diputados.
Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, y la ministra de Medio Ambiente, Stefania Prestigiacomo, ayer en la Cámara de Diputados.REUTERS

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