"Cada juez es libre en sus sentencias al margen del presidente que tenga"

El Poder Judicial lo eligió en junio tras uno de los procesos menos polémicos de los que han afectado a la judicatura vasca en él último año y medio. Apenas ha pasado un mes desde que Luis Garrido tomó posesión del cargo, pero se encuentra "como en casa". No en vano, ha dedicado 19 de sus 22 años de carrera a la sala de lo Contencioso del Tribunal Superior que ahora preside.

Pregunta. Sustituye en el puesto a Juan Luis Ibarra. ¿Qué herencia le ha dejado?

Respuesta. Una buena gestión, como así lo ha reconocido el Poder Judicial al otorgarle la presidencia del Superior. Además, ha consolidado el hábito de deliberar, de sentenciar sólo tras comentar a fondo cada asunto con el resto de los compañeros de sala.

P. ¿Quizá ello ha contribuido a la elevada carga de asuntos que soporta lo Contencioso?

R. Parece que es la jurisdicción de moda. En la sala ingresamos una media de 340 asuntos al año por cada uno de nuestros 12 magistrados. Y no hay que olvidar que tramitamos en primera instancia más de la mitad de ellos, lo que nos obliga a hacer pruebas y vistas orales que aumentan el trabajo.

P. ¿Qué retos se ha marcado como nuevo presidente?

R. Reducir el número de apelaciones pendientes y favorecer la adaptación a la nueva oficina judicial, que nos detraerá un número importante de funcionarios. También tengo previsto impulsar alguna modificación organizativa, aunque a pequeña escala.

P. ¿En qué estado se encuentra la Justicia vasca?

R. Saturada, pero mejor que en otras grandes regiones españolas. El Gobierno vasco nunca ha escatimado en medios materiales, lo que ha redundado en un mejor funcionamiento. De hecho, el retraso en Álava es casi inexistente.

P. ¿Qué se puede hacer para mejorar la situación?

R. En el plano autonómico, agilizar la implantación de la nueva oficina judicial para reducir el número de asuntos. A nivel nacional, apostar quizá por un mayor número de jueces, en vez de juzgados. Más que instalaciones o personal, lo que hace falta es gente que decida. Que sentencie.

P. La relación con el poder político ha mejorado en el último año.

R. Es cierto que ahora es más cordial y fluida, pero no sólo por cuestiones políticas. No hay que olvidar que el viceconsejero de Justicia, José Manuel Fínez, procede de la judicatura y conoce a la perfección cuáles son los problemas que soporta.

P. ¿Qué opinión le merece la polémica que ha suscitado el Poder Judicial con algunas de sus designaciones en Euskadi?

R. Si los candidatos que concurren a los procesos reúnen los méritos suficientes y un buen programa, no debería importar tanto la elección de uno u otro, siempre que se alcance por consenso. Mi directo competidor, Javier Murgoitio, también hubiera sido un gran presidente de lo Contencioso. No es cierto que las cosas cambien de forma radical en función de quién resulte elegido. Al fin y al cabo, cada juez es libre en sus sentencias.

P. ¿Por qué recurrió entonces la asociación judicial a la que usted pertenece, la APM, a una estrategia de amenaza a dos vocales del Poder Judicial en defensa de su candidato para la Audiencia de Guipúzcoa?

R. Se podrían discutir las formas, pero percibimos ciertos prejuicios hacia Juan Pablo González y no lo consideramos admisible. Nosotros celebramos una especie de primarias para elegir a nuestros candidatos y normalmente sólo apostamos por uno, pero procuramos que sea el idóneo y lo hacemos hasta el final.

P. ¿Cree que las negociaciones del Poder Judicial están contaminadas por la política?

R. El problema del Poder Judicial no está en sus negociaciones, sino en su origen, ya que la designación de sus vocales es parlamentaria y en ella tiene mucha influencia la política.

P.¿Cómo se explica que en ocasiones se haya elegido a candidatos que previamente habían sido rechazados?

R. Si Juan Pablo González era inviable para Guipúzcoa, no había más candidatos que Subijana y quien le apoyó entendía que no tenía sentido alargar el proceso. El caso del Superior es distinto. Nosotros apostamos de inicio por Fernando Ruiz Piñeiro, pero confirmada su retirada en el tercer proceso, entendimos que Juan Luis Ibarra era el aspirante que más sintonizaba con él en la Sala de Gobierno y el que más confianza nos generaba.

P. Usted comenzó su carrera asociativa en JpD, pero hoy ostenta un cargo de representación en nombre de la APM.

R. Hubo un momento en el que varios asociados, como Ibarra y yo mismo, abandonamos JpD porque percibimos cierta deriva hacia posturas muy nacionalistas que hoy ya no es tal. Luego descubrí que estaba mucho más cerca de las posturas iciones de la APM. Es decir, del mantenimiento de la estructura fijada en la Constitución de 1978, de la unidad del poder judicial e incluso de la del propio Estado español. En cuanto a ideología social, sin embargo, no me considero conservador.