Suso Cecchi d'Amico, guionista del neorrealismo

En Palermo, lánguida capital de Sicilia, los turistas con pasión para el cine todavía buscan la sala donde se rodó la escena central de El gatopardo. El baile y el abrazo entre Claudia Cardinale y Alain Delon, los vuelos de la falda blanca de ella, los ojos de él, los espejos y los frescos... Todos son detalles que imaginó y escribió la más importante guionista del cine italiano, Giovanna Cecchi d'Amico. Suso -apodo familiar con el que se la conocía- murió ayer en Roma a los 96 años. De sonrisa amplia y cultura refinada, trabajó al lado de los grandes creadores del neorrealismo: Michelangelo Antonioni, Francesco Rosi, Alessandro Blasetti, Cesare Zavattini, entre otros. "La protagonista de la época de oro del cine italiano", la definió en un emocionado recuerdo el presidente de la República Giorgio Napolitano. Su feminidad discreta era todo un desafío al machismo soterrado de un mundo hecho por hombres, donde las mujeres solían limitarse a intensas interpretaciones en la pantalla.

Nació en Roma en 1914 y falleció a los pocos días de publicarse su biografía. Una dinastía italiana. El archipiélago Cecchi d' Amico entre cultura, política y sociedad no es solo la historia de una vida apasionante. Se trata más bien de un trozo de la historia intelectual del país. El guión de su existencia es el fruto de la unión de dos familias iluminadas, la de Emilio Cecchi y la de Silvio d'Amico, escritores, intelectuales, personalidades de relieve en la burguesía de principios del siglo pasado.

Su padre Emilio la introdujo a la lectura de los autores ingleses y la matriculó en el liceo francés de Roma. Junto con la madre, la pintora Leonetta Pieraccini, transmitió a Giovanna una tenaz fe antifascista. Durante la guerra, la joven se refugió en la campiña toscana, en casa de un tío que luego fue alcalde de la Florencia liberada.

El primer encargo en el mundo de la gran pantalla llegó en 1946, cuando la futura "reina de Cinecittà" escribió el guión de Mio figlio il professore, de Renato Castellani. Mientras, se había casado con Fedele d'Amico, hijo de Silvio e importante musicólogo. Del matrimonio nacieron tres hijos, Masolino, Caterina y Silvia. Trabajó entonces con Ennio Flaiano, Alberto Moravia, Ugo de Benedetti. Los actores Aldo Fabrizi y Anna Magnani la presentaron a Zavattini, que la quiso a su lado para Ladrón de bicicletas (1948) -fue ella quien se inventó el tema del hurto de bicicletas- o para Milagro en Milán (1951) de De Sica. Sin embargo, el gran flechazo profesional se produjo con Visconti. En 1950 rodaron Bellisima y desde entonces nunca se separaron.