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Un estudio rechaza la recogida de basura 'puerta a puerta'

Debabarrena y Urolakosta critican su "insostenibilidad"

"El sistema de recogida de recogida de residuos puerta a puerta es económicamente insostenible y sus beneficios ambientales no están analizados con suficiente rigor". De esta manera tan contundente expusieron ayer los representantes de las mancomunidades guipuzcoanas de Urolakosta y Debabarrena las conclusiones de dos informes en los que se asegura que implantar este servicio en sus municipios supondría "multiplicar por tres" los costes actuales de tratamiento de basuras.

Manuel Astray, presidente de la Mancomunidad de Debabarrena, que agrupa ocho municipios, y Lide Amilibia, presidenta de la Mancomunidad de Urolakosta, que integra a cinco localidades, acompañados por Lourdes Idoiaga (PNV), alcaldesa de Oñati y miembro de la Mancomunidad de Debagoiena y Luís María Ormaetxea, ex alcalde y ahora concejal de Usurbil (H1!), informaron de que el uso de este servicio supondría un desembolso el primer año de 4.878.000 euros en Debabarrena y 4.455.000 en Urolakosta con un periodo de amortización de ocho años. A este respecto, Astray y Amilibia aseguraron que con la implantación de un contenedor dedicado a residuos orgánicos las cifras se reducirían a 314.000 euros en Debabarrena y a 245.000 en Urolakosta.

Para que el método funcione se debe aplicar en núcleos urbanos poco densos
El servicio supondría un coste de casi 5 millones para las mancomunidades

Según los representantes de las mancomunidades, comparando el desembolso del actual sistema de recogida de basuras con el puerta a puerta, "se ve que se trata de un modelo altamente costoso cuyos resultados en términos de mejora de recogida selectiva no estarían suficientemente garantizados". Numéricamente, en Debabarrena el coste de recogida actual ronda los 2 millones de euros y en Urolakosta los 1,6 millones de euros. Con el cambio de sistema, el esfuerzo económico, según el estudio, prácticamente se triplicaría.

Ambos informes analizan las experiencias del puerta a puerta en otros municipios de España y Europa, debido a lo cual Astray y Amilibia concluyen que para que este método funcione eficazmente se debe aplicar en núcleos urbanos poco densos y de un nivel socioeconómico medio-alto.

Por otra parte, la alcaldesa de Oñati y miembro de la mancomunidad Debagoiena reprochó la "falta de realidad" a la hora de calcular el personal necesario para cubrir el nuevo servicio, aduciendo que los tiempos empleados no son objetivos. En este sentido, indicó que, "si duración real de recogida de un portal es sólo 10 segundos mayor que lo estimado en el modelo, se necesitan seis personas más". Además, la falta de colgadores implicaría dejar la basura en el suelo, "con los consiguientes problemas de suciedad". Idoiaga fue más allá y dijo que no se han tenido en cuenta las características de las calles de la mancomunidad y que las estimaciones de reducción de generación de residuos y de obtención de ingresos por venta de materiales "son demasiado optimistas".

Han pasado ya 16 meses desde la puesta en marcha del puerta a puerta en Usurbil y su ex alcalde y ahora concejal, Luís María Ormaetxea, afirma que con los datos extraídos de las liquidaciones presupuestarias de los ejercicios de 2008 y 2009 se refuerza de la tesis de que "el sistema de recogida selectiva es económicamente insostenible y arruinará las arcas municipales de aquellos municipios que apuesten por su implantación". En el capítulo de ingresos a partir de tasas y venta de materiales reciclables, en diciembre de 2009 el Ayuntamiento de Usurbil sólo había recaudado 140.000 euros.

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