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Columna
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¿Qué opina el PSdeG?

La reciente sentencia sobre el Estatut no sólo ha desatado una confrontación política entre Cataluña y el resto de España, sino también una fuerte controversia entre amplios sectores ciudadanos y en el interior mismo de los diferentes partidos políticos. Buena prueba de lo que digo es el debate abierto, aunque no de forma oficial, en el seno del socialismo español, del que dan buena cuenta dos artículos publicados recientemente en este mismo diario. Uno, firmado por Rodríguez Ibarra, el otro que suscriben de forma conjunta Carme Chacón y Felipe González, en los que se defienden posiciones muy diferentes y aun contradictorias. Estamos, pues, ante una controversia protagonizada por personajes de gran relieve político y proyección social, y no ante un debate marginal entre tertulianos irrelevantes.

El PSdeG deberá decidir si cede ante el PP o si, con el BNG, defiende nuestros derechos nacionales

En su artículo, el ex presidente de la Junta de Extremadura comienza como todo buen nacionalista español negando tal condición, y afirma que él defiende la libertad de cada uno para sentirse español como mejor le parezca o para no sentirse español. Claro que estas afirmaciones no cuadran en absoluto con la propuesta que Ibarra realizó formalmente no hace mucho tiempo, según la cual era necesario afrontar una reforma de la ley electoral para evitar que los nacionalistas periféricos, con independencia del apoyo popular que obtuvieran, pudieran estar presentes en los órganos centrales de la democracia española (Cortes Generales), y evitar así su influencia en el diseño del proyecto político de España. Es evidente que el señor Ibarra o no respetaba, como afirma, la forma de sentirse españoles de esos ciudadanos o, lo que es peor, simplemente no los consideraba españoles y por tanto dignos de codecidir la marcha de nuestro país.

En la parte central de su artículo, Ibarra señala cuáles son las competencias exclusivas e irrenunciables del Gobierno de España. Entre otras cita la defensa nacional, la política exterior, justicia y seguridad o la política fiscal. Estoy seguro que si hubiese escrito su artículo hace algunos años hubiese incluido entre las competencias intransferibles la emisión de moneda o la política monetaria, hoy en manos de la Unión Europea. Pero si España quiere ser alguien en el mundo necesita que avance la Unión Política Europea y eso implica, entre otras cosas, una política exterior y de defensa común y la necesaria armonización fiscal; es decir, que el Gobierno español -y los otros Gobiernos europeos- no tendrían la competencia exclusiva sobre dichas políticas como afirma un Ibarra anclado, aunque lo niegue reiterada y retóricamente, en concepciones del Estado-Nación plenamente superadas por la historia.

En las antípodas del artículo del ilustre extremeño se sitúa el que firman González y Chacón. Tanto el ex presidente del Gobierno como la ministra de Defensa definen a Cataluña como nación sin Estado y no como territorio, tal como la denomina Ibarra, y definen a España como "nación de naciones", abriendo así el camino de la plurinacionalidad del Estado. Rechazan tanto el camino de la imposición uniformadora como el de la secesión, reconocen que la fortaleza de España reside en el reconocimiento del pluralismo que le es inherente y reconocen que el federalismo subyace en nuestra Constitución. Es cierto que en esta ocasión, González y Chacón no hacen mención al proyecto europeo y a su impacto en las competencias del Gobierno. Pero en esta ocasión tal omisión carece de importancia, porque si algo no se le puede negar a Felipe González es su entusiasmo europeísta y su convicción de que el futuro de España depende en gran medida de la construcción política europea.

Y en medio de esta controversia, ¿cuál es la opinión del PSdeG? Seguramente, Pachi Vázquez se sumará sin excesivos matices a la postura que en su día adopte sobre la polémica la dirección estatal del PSOE. Sin embargo, a partir de setiembre, fecha en la que empezarán los contactos para la posible reforma del Estatuto, el PSdG no podrá evitar pronunciarse con claridad. En efecto, teniendo en cuenta el rotundo rechazo de Feijóo a reconocer el carácter nacional de Galicia y la plurinacionalidad del Estado, considerando asimismo que para iniciar la tramitación de la reforma estatutaria es necesario el apoyo de los dos tercios de la Cámara gallega, la dirección socialista estará obligada a decidir si cede ante la injustificada intransigencia de Feijóo, o si encabeza, junto al BNG y las organizaciones sociales progresistas y galleguístas, un amplio movimiento en defensa de nuestros derechos nacionales. Pronto lo sabremos.

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