Humildad
De todos los mensajes lanzados por Griñán en el comité director del PSOE andaluz del pasado sábado habría que subrayar uno en especial como es el que apela a la humildad de los suyos para superar la difícil coyuntura a la que tienen que hacer frente. Un severo toque de atención a la familia socialista para que redoble sus esfuerzos cuando, precisamente, esta semana, se darán a conocer los resultados de un nuevo trabajo demoscópico, otro más, en el que se dibuja para ellos un más que preocupante escenario. Así que lo mejor será aplicar el "ajuste fino" necesario no sólo al trabajo a desempeñar si no, también, al discurso a proyectar para que sea lo suficientemente creíble y, sobre todo, atractivo para animar a esos votantes que, ahora que no hay pulsión electoral, y en medio de una profunda e incierta crisis, le dan la espalda al PSOE.
Y una vez más aquí se ha de poner a prueba la capacidad de liderazgo del mismo presidente andaluz como secretario general de su partido así como del resto de dirigentes, incluida, sí, Amparo Rubiales, siempre muy cerquita de su amigo Pepe. Todo lo demás tendrá que venir por añadidura aunque trabajo no les va a faltar, desde luego. En este sentido, han de evitar nuevos fiascos en el siempre resbaladizo terreno de las cajas de ahorro porque los riesgos políticos siguen estando ahí pero, sobre todo, deben estar atentos a que no se reduzca el grado de autonomía que marca nuestro nuevo Estatuto en esta materia, tal y como se ha puesto de manifiesto, al parecer, en el transcurso de ese cónclave sabatino.
Por menos, otras comunidades gobernadas por socialistas han acudido al Tribunal Constitucional como ocurrió con la creación del FROB, aunque quién sabe si con la aplicación de la reforma el PSOE sale ganando en los nuevos órganos de gobierno de las cajas. Igualmente, deberán salvar con limpieza y solvencia el proceso de configuración de candidaturas para las municipales sin caer en luchas estériles y, de fondo, tendrán que derrochar inteligencia y firmeza para que no se configuren nuevas asimetrías en el afán de resolver el lío catalán.
Tarea ingente, sí, pero que están obligados a resolver con discreción, abnegación y hasta sacrificio si se tiene en cuenta, además, que deberán a arropar a sus gobernantes en estos difíciles tiempos de recortes o reprogramaciones siempre muy incómodas de explicar pero, fundamentalmente, muy duras de aceptar. La única duda estriba en determinar si en esta ambiciosa empresa política hay lugar para todos y si se va a hacer con la imprescindible cohesión interna que se requiere. En cualquier caso, llegados a este punto, ya no caben tutelas que valgan, ni bicefalias o voces del pasado. Ha llegado la hora de la verdad.
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