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Reportaje:INICIATIVAS

Enfermos con trabajo 'privilegiado'

La Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo acaba de reformar su lavandería de integración laboral para pacientes en diálisis y trasplantados

"Me siento un privilegiado gracias a la fundación y a este centro especial de empleo, que es la lavandería donde trabajo desde los 27 años, poco después de mi primer trasplante de riñón", cuenta Juan Antonio Álvarez, nacido en Madrid hace 45 años y divorciado. Su caso es similar al de otros 14 compañeros de trabajo discapacitados por estar en diálisis y/o trasplantados si en ese tiempo de espera tienen la suerte de acceder con éxito a esta operación.

Juan nació con una alteración genética de espina bífida que no le causó ningún problema de salud hasta los 26 años: "Entonces empecé con insuficiencia renal progresiva hasta llegar a diálisis. Yo trabajaba en una compañía de importación de regalos y ambas cosas eran irreconciliables. Ninguna empresa soporta laboralmente que un empleado esté cuatro horas al día y tres días a la semana ausente por la diálisis y esto sin contar el tiempo de desplazamiento. Así que te dan la invalidez y a casa con una pensión mínima".

"Ninguna empresa soporta empleados con tantas faltas", afirma un enfermo
"Hay que estar en tratamiento unas cuatro horas tres días a la semana"
El apoyo emocional es clave en una enfermedad tan dura de asumir
El centro ya facturó 200.000 euros en 1995 y es autosuficiente
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Un día, mientras permanecía conectado a la máquina, leyó en una revista que la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo (FRIAT) -que desde su creación en 1982 ha tenido como objetivo prioritario mejorar la calidad de vida de los pacientes en diálisis- tenía un centro especial de empleo para personas en su situación. Contactó con sus responsables y empezó a trabajar en 1997 en la ya antigua lavandería de Carabanchel. Ayer se inauguraron las nuevas instalaciones en un emplazamiento próximo pero mucho mayor, con la más moderna tecnología.

"Tuve además la gran suerte", recuerda con alegría, "de que acababa de acceder a un primer trasplante con el que he vivido casi 10 años. Luego volvieron los problemas y de nuevo a diálisis otros cinco años. La fundación se encargó de todo para conciliar trabajo y tratamiento, apoyo emocional... Ahora llevo casi año y medio con un segundo trasplante y espero que todo vaya bien. Hay un gran compañerismo entre todos, porque, con pequeñas diferencias, sufrimos lo mismo. La empresa es como una madre y siempre te sientes comprendido y apoyado por ella en todos los sentidos. Además estamos mejor remunerados que en otras lavanderías. Tenemos que admitir y agradecer que somos unos privilegiados gracias a la fundación".

Juan subraya la relevancia del apoyo emocional entre personas que viven el mismo problema porque "al principio es muy duro asumir esta enfermedad y estar tantas horas cada semana enganchado a una máquina, sin la que te morirías, y esperando un riñón, que puede tardar un mes o puede tardar años, tanto por la escasez de órganos como por la cuestión de la compatibilidad".

Fue en 1988 cuando la FRIAT decidió constituir un centro especial de empleo al observar los múltiples problemas ocupacionales que había en este tipo de pacientes. Inicialmente, la actividad se centró en servicios de catering. En 1992, con nueve empleados a tiempo completo, se realizaron 388 servicios para 150 clientes y en 1994, ya con 11 empleados, a servir catering para grandes eventos. Pero tres años después se decidió cambiar la orientación profesional.

Isabel Entero Wandossell, directora general de FRIAT y gran impulsora y dinamizadora de todos sus proyectos, explica que el cambio obedeció a una necesidad que generaba un gasto: "Nuestros propios centros de diálisis requerían una lavandería y nos pareció muy adecuado ir en esa dirección. A la vez que evitábamos gastos obteníamos beneficios. Empezamos a atender a nuestros centros de diálisis, a los que rápidamente se sumaron otros ajenos, así como hoteles, colegios mayores, clínicas y hospitales...".

Según Entero Wandossell, en 1995 se facturaron 200.000 euros y el incremento de actividad prestado a los clientes en los últimos cuatro años ha sido del 70%. "La lavandería ya goza de plena autonomía financiera". El crecimiento de este centro especial de empleo, añade, está conduciendo a la fundación a una reorientación de la gestión encaminada a un concepto empresarial enfocado hacia la expansión y la ampliación de personal.

La presidenta de la fundación, Isabel Entero, y el trabajador Juan Antonio Campos Álvarez, en la lavandería inaugurada ayer.
La presidenta de la fundación, Isabel Entero, y el trabajador Juan Antonio Campos Álvarez, en la lavandería inaugurada ayer.SAMUEL SÁNCHEZ

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