"El Corán no recoge la lapidación"
A principios de mes varias organizaciones internacionales de derechos humanos dieron la voz de alarma sobre la inminente lapidación de Sakineh M. Ashtianí. El caso llegó hasta ellas gracias al obstinado esfuerzo de su abogado, Mohammad Mostafaeí, que, una vez agotadas todas las vías judiciales, relató las irregularidades del proceso en su blog (http://www.modafe.com/). A sus 37 años, Mostafaeí se ha hecho un nombre como especialista en cuestiones de derechos humanos y de menores condenados a muerte. De los 13 condenados a morir apedreados que ha defendido, 10 están en libertad y tres siguen en la cárcel. También ha logrado liberar de la horca a 13 de los 45 menores cuyas familias recurrieron a él (cuatro han sido ejecutados y el resto aún están pendientes). Más que un trabajo, es una misión.
"La mayoría de los iraníes considera el apedreamiento una pena cruel"
"Es un castigo que se introdujo en el Código Penal tras la revolución islámica"
"Las diferencias regionales no son un pretexto para violar los derechos"
Pregunta. ¿Le gustan los casos difíciles o este país tiene un sistema judicial difícil?
Respuesta. Empecé hace ocho años dedicándome a casos relativos a mujeres, pero hace cinco me enteré de que una chica llamada Nazanín había sido condenada a muerte por un asesinato cometido cuando tenía 16 años. Accedí a su expediente y fui a verla en la cárcel para presos peligrosos en la que estaba ingresada. Su aspecto inocente contrastaba con la gravedad del delito que se le atribuía. No podía dar crédito a las acusaciones y decidí ayudarla. El juez terminó por admitir que había actuado en defensa propia. Así empecé a trabajar sobre las ejecuciones de menores.
P. Irán ha firmado la Convención de los Derechos del Niño, que prohíbe la ejecución de menores. ¿Se ha producido algún avance?
R. El artículo 37 de esa convención prohíbe para ellos la pena capital y la cadena perpetua. Hablé de ello con los jueces, pero me decían que contravenía la religión y por eso lo rechazaban. Como el Consejo de Guardianes vigila por la compatibilidad de las leyes con el islam, busqué acceso a los textos de sus debates y encontré que en una reunión concluyeron que ese artículo no iba contra la religión. Así que me puse a ayudar a estos adolescentes. Cuando tuve 16 casos, escribí mi primera carta al jefe del poder judicial y tuvo mucho impacto. El resultado de mi trabajo ha sido concienciar a las autoridades de que hay otras fórmulas distintas a la ejecución de menores.
P. ¿Por qué decidió denunciar en su blog el riesgo de lapidación de Ashtianí?
R. Ashtianí solicitó el indulto en tres ocasiones y se lo negaron. En su expediente, sin embargo, había muchas irregularidades y tras hacerlo público las autoridades se dieron cuenta. Al resto de los países les llama la atención que Irán sea el único en aplicar esta forma de ejecución. Mi objetivo es acabar con ese tipo de pena.
P. En Occidente la gente se horroriza solo con mencionarla, pero las autoridades insisten en que es la ley islámica. ¿Es la ley islámica o la ley de los hombres?
R. En el Corán no está recogida. Irán la introdujo en el Código Penal después de la revolución islámica basándose en las fuentes de emulación
[las máximas autoridades religiosas del islam chií]. La mayoría de las autoridades y de los iraníes consideran la lapidación una pena muy cruel. La mayor parte de los detenidos por adulterio no son condenados a lapidación porque los jueces son conscientes de que no se trata de una pena adecuada, pero como está en el Código Penal, algunos dictan sentencias y las remiten a una instancia superior para su ratificación. Cuando conocemos algún caso, intentamos mediar ante la comisión de indultos para evitar la ejecución, como en el caso de Ashtianí. Se trata de un tipo de pena que no es digno del ser humano.
P. ¿Son los derechos humanos universales o, como defiende Irán, deben estar sujetos a particularidades culturales?
R. La mayoría de los derechos humanos son de sentido común y, por tanto, globales, como el derecho a la vida o a tener un juicio justo. También hay que tener en cuenta las particularidades de cada región, pero eso no debe convertirse en un pretexto para violar los derechos humanos.
P. ¿Garantiza el sistema judicial iraní el derecho a un juicio justo?
R. Nuestro Código Penal restringe el derecho de asistencia letrada al no permitir la presencia del abogado durante el proceso de instrucción, los interrogatorios y las audiencias previas al juicio. Eso contradice el derecho a un juicio justo. Además, la ausencia de abogado en esa fase da lugar a malentendidos. Cuando llegan ante el tribunal muchos encausados declaran que confesaron bajo presiones o torturas. Y en muchas ocasiones es cierto. A veces también violamos las garantías en la práctica, a pesar de que estén protegidas en la legislación. Por ejemplo, la ley establece que una vez que se ha establecido un delito, se impone una fianza y la persona queda en libertad. Sin embargo, a veces no sucede, o se impone una fianza muy alta, incluso en ocasiones la orden de detención llega después de que la persona haya sido detenida.
P. Tal fue su caso el año pasado. ¿Por qué le detuvieron?
R. Vino a Irán alguien que había conocido en un viaje a Alemania, quedé con él y unos amigos para cenar en un restaurante y agentes de la policía secreta nos detuvieron sin ninguna orden judicial. Me enviaron a la prisión de Evin y registraron mi oficina y mi casa. Cinco días después, dejaron en libertad al alemán, y dos días más tarde, a mí. Aunque se dieron cuenta de que no había motivo para ello, como emitieron una orden judicial para justificar la detención, tuve que pagar una fianza. Luego el caso se cerró, pero hace siete meses me pararon en el aeropuerto y me retiraron el pasaporte. No lo he recuperado hasta la semana pasada.
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