La Bolsa pierde estabilidad
La debilidad del crecimiento y los resultados empresariales pasan factura
La Bolsa española ha cerrado esta última semana con un descenso del 1,34% en el Ibex 35, que pierde el nivel de los 10.000 puntos y deja la puerta abierta a todo tipo de conjeturas.
Analistas e inversores han estado muy pendientes de los comentarios sobre el sector financiero europeo, en general, y el español, en particular. Cada vez es más amplio el consenso sobre la estabilidad y solvencia del sector bancario español, aunque no por ello se han retirado las posiciones vendedoras de los fondos especulativos y han menudeado los informes sobre problemas futuros. La debilidad de la economía española se esgrime como un problema puntual de la banca doméstica, al tiempo que se elogia su diversificación geográfica y su gestión. Todo ello culmina en la posibilidad de una rebaja en la calificación de los dos grandes bancos, en el supuesto de que el Estado español tenga que pasar por ese trance. Estas amenazas han causado su efecto y los valores bancarios españoles han sufrido importantes altibajos a lo largo de toda la semana.
Las compañías eléctricas españolas también han recibido un aviso en la misma línea, otra vez por la incertidumbre regulatoria, con lo que el conjunto del mercado ha registrado una alta volatilidad, con un máximo intradía en el Ibex 35 de 10.318,70 puntos en la sesión del jueves y un mínimo de 9.913,30 puntos, marcados poco antes del cierre del viernes.
Al margen de los movimientos de la inversión especulativa en torno a los grandes valores españoles, los inversores tenían sus expectativas puestas en los resultados empresariales que han comenzado a publicarse en Estados Unidos. Los primeros días la cosa fue bien, pero Bank of America y Citigroup defraudaron esas esperanzas y los mercados acusaron el golpe en la sesión de cierre de la semana. El empujón definitivo no llegó, sin embargo, de la mano de esos malos resultados empresariales, sino por el índice de confianza de los consumidores en el mes de julio, que ponía el colofón a una amplia serie de malos datos económicos que confirman el enfriamiento de la actividad en Estados Unidos.
A lo largo de la semana se conoció la debilidad de las ventas al por menor y la caída de la producción industrial en junio, y el fuerte descenso de la actividad empresarial en Filadelfia y Nueva York en julio, datos que confirmaron su calado en el ánimo de los inversores. El dato preliminar del índice de confianza de julio cayó a 66,5 puntos, desde los 76 puntos de junio. La actividad económica estadounidense depende en un 70% del consumo y parece que los ciudadanos encuentran preocupante el panorama laboral y optan por adoptar precauciones a través del ahorro.
En España, también ha comenzado la temporada de presentación de resultados y no con buen pie, pues Banesto anunció una caída del 14% de su beneficio en el segundo trimestre. -
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