Reforma laboral y productividad

Serios y complicados han sido los varios puntos en discusión de la reforma laboral. No obstante, uno que a mi juicio tiene una importancia capital, el horario de trabajo, no ha sido, que yo sepa, considerado por ninguna de las partes. Es así que tenemos en la Administración del Estado y de las autonomías, y en muchas empresas privadas, la denominada jornada continua, normalmente de las 8.00 a las 15.00. Pues bien, este horario absurdo, cuyos orígenes desconozco, es causa de asombro de nuestros colegas occidentales. Y no les falta razón: no es posible trabajar de forma eficaz siete horas seguidas, en un país que además cena a partir de las diez de la noche.

Consecuencia directa sería una productividad baja, que en algunos casos he leído que es inferior al 25% respecto a la media del mercado europeo. Esto debe de tener a buen seguro una repercusión en los costes de la empresa superior a la de los despidos. Sin quitar ni poner rey, apunto que países con tasa de desempleo mucho más baja que la nuestra tienen despido libre. ¿Se podría considerar la reforma de los horarios laborales, empezando por la Administración?

También pareció en su día intocable un presunto lobby de farmacias, con dictatoriales normas, y hoy muchas de ellas abren 24 horas, para bien de los ciudadanos.