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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Amenaza otra quiebra

La insolvencia de Mediapro gravita sobre la financiación del endeudado fútbol español

El mismo día en que la selección española de fútbol amagaba con dar un disgusto a la afición y debutaba con mal pie en el Mundial de Sudáfrica, luego felizmente rectificado, la compañía Mediaproducción, filial de Mediapro, y a su vez esta filial 100% de Imagina, donde se reúnen todos los propietarios de la cadena Sexta de televisión, el financiero Abelló y la agencia de publicidad WPP, solicitaba la suspensión de pagos ante los tribunales. La cuestión carecería de importancia, si Mediapro no fuera la sociedad que ha contraído multimillonarios compromisos con los clubes de fútbol, a despecho de los contratos firmados por ella con Audio Visual Sport y en una actitud que le llevó a ser condenada a indemnizar con más de 100 millones de euros a esta última empresa y a poner a disposición de la misma los derechos de los clubes.

La insolvencia de Mediaproducción, consecuencia de su aventurada política empresarial, amenaza a la financiación del fútbol español en un momento en el que las deudas de este difícilmente pueden ser aliviadas, como ha sido costumbre, mediante la utilización del erario público, salvo que alguien pretenda que es más importante la política del pan y toros que el mantenimiento del ya maltrecho Estado de bienestar. No se puede decir que la opinión pública, los responsables oficiales -tanto los del Gobierno central como los de las autonomías- y el mercado en general no estuvieran avisados al respecto. Pero hasta ahora solo las instancias judiciales han servido para poner orden en estas guerras mediáticas en las que se han ventilado -y al parecer evaporado- grandes cantidades de dinero y que se han beneficiado de la habitual pasión de los poderes políticos por contar con medios de comunicación serviles.

En cualquier caso no hay mal que por bien no venga y las dificultades económicas por las que atraviesan las empresas de Jaume Roures y sus socios pueden ser ocasión para que el Gobierno siga la estela judicial y se decida a poner, él también, orden en la competición y en el mercado audiovisual español después de tanto desorden como el propio Ejecutivo ha propiciado en los últimos años.

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Lo que le faltaba a La Moncloa es que a la quiebra de tantas empresas se le añada ahora la del fútbol. Seguro que hay maneras de evitarlo, pero la temporada próxima está a la vuelta de la esquina y queda muy poco tiempo para hacerlo.

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