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La justicia vasca echa raíces

El 85% de los juzgados y tribunales está dirigido por el titular de la plaza - La mayoría de jueces y magistrados han nacido o están arraigados en Euskadi

La justicia vasca presenta una radiografía que era desconocida en los años 90, o incluso hace solamente una década. El 100% de los juzgados y tribunales de Álava tienen al frente al propietario de la plaza. El porcentaje llega hasta el 85% en Vizcaya y al 78% en Guipúzcoa, unos índices que ponen de relieve el alto grado de estabilidad de la planta judicial. Hace diez años era muy habitual que los magistrados destinados en el País Vasco acudieran los jueves a su despacho con la maleta lista para, una vez terminada esa jornada laboral, marcharse de viaje a pasar el fin de semana en la comunidad autónoma en la que mantenían su residencia familiar.

La gran mayoría de los jueces y magistrados que dictan sentencias en Euskadi son funcionarios nativos o se han arraigado en esta comunidad autónoma. Los recientes nombramientos de Juan Luis Ibarra, natural de Sopelana, como presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y del donostiarra Iñaki Subijana para el mismo cargo en la Audiencia Provincial de Guipúzcoa son un claro ejemplo de ello. Ambos son hombres de la casa y una demostración del nuevo label de la justicia vasca.

El 100% de los juzgados de Álava está dirigidos por su 'propietario'
La percepción de la amenaza terrorista se ha reducido de forma notable

El paulatino proceso de estabilización y asentamiento de la judicatura en Euskadi se ha obrado a la par que en la cantera de jueces y fiscales ha ido calando la idea de que esta región es "un muy buen destino" para los profesionales de la toga. Los jueces están echando raíces. Un buen paradigma de ello es el caso del magistrado de la Audiencia de Álava y portavoz de la asociación progresista Jueces para la Democracia en Euskadi, Edmundo Rodríguez, que suma ya 13 años de ejercicio en el País Vasco. Motivos familiares facilitaron su llegada a Bilbao, donde ha fijado su residencia, aunque también contribuyeron los medios materiales de los que gozaba por entonces la justicia vasca. "El resto de las comunidades estaban muy atrasadas y el trabajo aquí era mucho más fácil", admite.

Hace unos años, en el partido judicial de Bilbao -el mayor de Euskadi, con 55 órganos unipersonales que suman casi el 25% de la plantilla judicial vasca-, más de la mitad de las plazas estaban ocupadas por jóvenes recién ingresados en la judicatura que cumplían dos años de destino forzoso en la capital vizcaína antes de marcharse. Esa movilidad, que afectaba también a San Sebastián y Vitoria, se ha reducido ahora de forma sustancial. Tan solo en algunos municipios del interior de Guipúzcoa se rompe este elevado índice de consolidación de la plantilla.

El escenario ha cambiado desde 1997, asegura Edmundo Rodríguez. La situación de Euskadi sigue siendo buena, pero "ya no es excepcional, porque el resto de las comunidades se han ido modernizando". Nueve años después del asesinato de José María Lidón a manos de ETA, la percepción de la amenaza terrorista se ha reducido y contribuido a que parte de los jueces que venían de paso se hayan asentado. Un enraizamiento al que han ayudado también las condiciones especiales, como los incentivos económicos (becas), que reciben los magistrados para hacer "más cómoda" su estancia.

Los atractivos vascos se adentran incluso en el plano subjetivo. "Hay una gran plantilla de funcionarios y abogados, y el ambiente con los compañeros es muy bueno", asegura a sus 47 años Rodríguez, que incluso se defiende con el euskera. Aunque natural de Sevilla, tiene ascendencia vasca y muy claro que su futuro, tanto personal como profesional, está en Euskadi.

Según los datos que el Departamento de Justicia da por buenos, en el País Vasco ejercen 200 jueces titulares (125 en Vizcaya, 32 en Álava y 43 en Guipúzcoa), mientras que hay 35 puestos vacantes (22 en Vizcaya y 13 en Guipúzcoa). Estos datos certifican que Euskadi ha dejado de ser un destino de paso, a diferencia de Canarias, que sufre la insularidad, y también de Cataluña, lastrada por las reticencias que despierta entre los jueces jóvenes el atasco judicial de los municipios del extrarradio barcelonés.

Lo que no ha evolucionado tanto es el problema de las sustituciones, esto es, los juristas que ejercen temporalmente el papel de los jueces y magistrados titulares. Si en 2005 había 94 suplentes, en la actualidad suman 107 -en España hay 1.400 sustitutos frente a los 4.800 que forman la carrera judicial -. El año pasado se realizaron 230 sustituciones en el País Vasco, según el máximo órgano de gobierno de los jueces. El índice de interinidad se sitúa en el 20%. Nada comparado con la situación del Reino Unido, por ejemplo, donde ejercen 3.700 jueces de carrera, frente a 8.000 sustitutos, lo que ya se conoce en este país como "la justicia interina".

Un buen indicativo de la justicia vasca es el alto atractivo que ofrecen las plazas que salen a concurso. Si en Cataluña han quedado sin cubrir 22 de las 36 ofertadas, en Euskadi solo quedó vacante una de un total de 10, según datos del Poder Judicial, lo que pone al descubierto que los tribunales vascos ya no generan una sensación de riesgo entre estos profesionales.

Otro rasgo característico, y diferente al de hace unos años, es el predominio de las mujeres en los juzgados, ya que representan el 57% de la judicatura.

Unos fiscales "motivados y batalladores"

La situación del cuerpo de fiscales que ejercen en el País Vasco no es gemela a la de jueces y magistrados. Josu Izaguirre, fiscal jefe de la Fiscalía de Álava, sostiene que "hay más estabilidad y un mayor grado de arraigo, pero sigue habiendo vacantes". "Las vacantes de fiscales constituyen un problema cuasi permanente en el caso de Guipúzcoa y Vizcaya" y en menor grado en Álava, asegura su homólogo de Guipúzcoa, Jaime Goyena. En esta provincia, de una plantilla de 28 plazas, sólo están cubiertas por fiscales de carrera un total de 18, aunque este mes reforzarán el equipo con la incorporación de tres miembros de la escuela de estudios jurídicos.

En lo que sí se aprecia una evolución favorable es en la estabilidad, en parte favorecido porque "antes no había un tiempo mínimo de permanencia de un año, como existe ahora", apunta Izaguirre. En esta línea, Goyena constata que "en años pasados era una constante la inexorable marcha a otras provincias de fiscales que habían obtenido su primera plaza en San Sebastián", lo que acarreaba "una muy seria perturbación" en el normal funcionamiento de la Fiscalía guipuzcoana, pues "eran frecuentes los años en que cambiaba el 35% de la plantilla". En el caso de la Fiscalía alavesa, "la mayoría goza de estabilidad. Muchos no son de aquí, pero están a gusto en su destino", dice el máximo responsable del Ministerio Público en este territorio. Los fiscales no guipuzcoanos que ejercen en San Sebastián en su primer año siguen aspirando a una plaza en sus ciudades de origen, pero han optado por permanecer en la capital guipuzcoana una vez transcurrido ese periodo obligatorio a la espera de que, en años sucesivos, quede vacante el puesto al que aspiran. "Indudablemente, ello ha redundado", considera Goyena, "en una mayor estabilidad en la plantilla y constituye una novedad con respecto a lo que ocurría en años anteriores, cuando los fiscales venidos de fuera de Guipúzcoa, pasado el primer año, eran propensos a solicitar un nuevo destino fuera de Guipúzcoa".

A causa de todo lo anterior, se atreve a concluir el fiscal jefe de Guipúzcoa, que una de las "notas distintivas" del equipo que dirige en San Sebastián "ha sido y sigue siendo la llamativa juventud de la mayor parte de sus integrantes, lo que, sin duda, se traduce en una plantilla de fiscales motivados y batalladores".

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