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Reportaje:SUDÁFRICA 2010 | CUARTOS DE FINAL: PARAGUAY-ESPAÑA

"¡Adelante!"

Paraguay asume el grito de guerra de un anuncio televisivo de la selección mientras el país vive en una fiesta continua

Soledad Gallego-Díaz

La furia no es ya el principal signo de identidad de la selección española. Ahora lo es de la paraguaya. Incluso los anuncios de estos días en las televisiones locales están llenos de imágenes guerreras. Una compañía de teléfonos, por ejemplo, coloca a los jugadores de la albirroja en un barco, en mitad de una formidable tormenta, dispuestos a llegar a tierra por encima de lo que sea. Chorreando agua (o sudor), vestido con ropas guerreras, Roque Santa Cruz, su jugador más admirado, grita en guaraní Eiké (¡adelante!). A 24 horas del encuentro que les enfrentará a España, en el histórico Ellis Pak sudafricano, Asunción no vive más que para el partido. El presidente Fernando Lugo ha concedido día feriado y se ha vuelto a decretar ley seca, es decir la prohibición de vender o llevar bebidas alcohólicas en la calle, en un intento, que muchos piensan que será inútil, de evitar los problemas y disturbios que se produjeron a raíz de la victoria del martes pasado.

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Es difícil que haya en el mundo gente más contenta con este Mundial que los paraguayos. Su felicidad se palpa en la calle, con hombres, mujeres y niños vestidos con la camiseta nacional y una amplia sonrisa. "¿Preocupados? Sí, claro, la selección española es muy buena, pero nosotros vamos a ganar de puro huevo", comenta el dueño de un pequeño bar cerca de la Plaza Defensores del Chaco, donde se ha instalado una pantalla gigante y donde varios miles de personas se vienen concentrando para animar a la selección albirroja. Frente al Panteón de los Héroes (este es un país que perdió casi dos tercios de su población masculina total en dos terribles guerras, la de la triple Alianza, y la del Chaco) se ha montado un escenario donde esperan poder celebrar este sábado la victoria.

"23 paraguayos están haciendo rugir de gozo a casi siete millones de compatriotas", lanza una emisora de radio para cuyos comentaristas el hecho de que media selección hable en guaraní es una buena ventaja sobre España. Es cierto que la mayoría de los jugadores de la albirroja se comunica entre sí en la segunda lengua oficial del país (que habla el 90% de los paraguayos) y que los jugadores españoles no podrán entender ni una palabra de que lo que griten. Pero también que tanto el seleccionador, Gerardo Tata Martino, (47 años), como un pequeño grupo de jugadores, son argentinos o de origen argentino y tampoco hablan bien el guaraní.

Por si acaso, algunas agencias internacionales han distribuido pequeños diccionarios con términos futbolísticos. Ahí van algunos para que los aficionados españoles se orienten un poco: Mbota (golpea); Hasa (pasa), Ejopy (apriétale), Eiké (avanza) Edipará (corre). La mejor es Ñapu-á Paraguay (Arriba Paraguay) Y la peor, Epyvoy (patéale).

El lugar de concentración popular será frente al Panteón, pero hay otros puntos de la ciudad donde también se han instalado pantallas grandes. La clase media alta, por ejemplo, se supone que huirá de Defensores del Chaco y se unirá en el Shopping Center de Mariscal López. Las clases sociales paraguayas nunca se han juntado mucho, ni tan siquiera para celebrar el fútbol y este Mundial no será la excepción.

De lo que no cabe duda es de que si Paraguay consigue vencer a España, la fiesta será memorable y durará varios días. "Se lo debemos a Salvador Cabañas", comenta Carlitos, un chiquillo despierto que recorre la ciudad buscando zapatos que lustrar. Cabañas era el capitán de la selección y uno de sus ídolos, pero el pasado mes de enero, cuando festejaba una victoria con el equipo mexicano en el que juega normalmente, recibió un tiro en la cabeza. Se está recuperando bien, y dicen que desde el lugar donde está internado, salta y grita como el que más. El otro ídolo de Carlitos es Gamarrita, Rodolfo Gamarra, que tiene 21 años y es el jugador más joven de la plantilla. Hasta ahora no debutó, pero Carlitos confía en que pueda hacerlo en la final.

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