Provocar en la Gran Vía

¿Qué intervenciones se les pueden ocurrir a unos arquitectos jóvenes heterodoxos para reconvertir la Gran Vía centenaria? Nueve estudios comisariados por Iñaki Ábalos se pusieron manos a la obra. El resultado es la exposición Laboratorio Gran Vía (hasta el 3 de octubre en Telefónica), una serie de propuestas en las que cabe de todo: provocación, ironía, "mucha mala leche", en palabras del comisario, mucho genio y actuaciones radicalmente opuestas al orden establecido en esa calle "desastrada, llena de emociones y promesas", según el sociólogo José Miguel Iribas, en el estudio Ráfagas, que acompaña la muestra. La presentación se hizo ayer en una imitación de Callao, que en eso consiste el montaje: una simulación de la Gran Vía donde se sitúan las propuestas. Ábalos lanzó un aviso sobre cómo leer la exposición. "Hay un nivel de lectura naïf, de algo lleno de fantasía y ocurrencias, pero quien la vea así no ha entendido nada. La exposición tiene una vena crítica de una generación de arquitectos que lo que hacen es lo más avanzado en el mundo".

A partir de una palabra, cada equipo construyó las acciones:

- Zona Franca (Acebo & Alonso). Convierte la Gran Vía en una especie de Andorra nueva. Como una isla que genere toda una serie de oportunidades. Para eso hace falta eliminar todas las oficinas y darle nuevos usos, desde casinos hasta lugares de negocios o de reuniones internacionales.

- Teatro (Izaskun Chinchilla). La calle sería la platea y el escenario que conviertan a la Gran Vía en una representación de las demandas de los diversos grupos de gente. Un parlamento urbano y a la vez lugar lúdico para recuperar el sentido del espectáculo que un día tuvo.

- Sweet Home (Andrés Jaque). La fachada de la calle es muy corporativa (MacDonald, Zara) y su trasera cosmopolita (peluquerías de corte de pelo coreano). Para impedir que el mundo corporativo invada al de atrás sugiere un rascacielos público que fomente usos como comprar comida coreana y cocinarla para celebrar un cumpleaños.

- Toxic (AMID.cero9). La fuerza de la Gran Vía está en su capacidad destructiva. Y la ciudad en el XIX era vista como algo enfermo y peligroso. Así que este proyecto la destruye para convertirla en su antirréplica generando nuevos espacios y reciclando sus residuos en una alternativa a la toxicidad.

- Interfaz (Carlos Arroyo). La Gran Vía es vista como un gigantesco sistema informático cuyas conexiones pueden cambiarlo todo.

- Media (Manuel Ocaña). Parte de que el espacio público es a la vez real y virtual y el conflicto entre ambos solo se resuelve con la comunicación. Idea una infraestructura mediática con un hardware (una pantalla gigante sobre Callao) con aplicaciones de software institucional activado por un organismo público, Madrid-Media.

- Procomún (Ecosistema Urbano). Hace de la Gran Vía un paisaje común donde cada ciudadano puede proponer infinitas iniciativas recogidas en la Red.

- Capital (S&Aa). Esta calle es una máquina de hacer dinero, pero incapaz de otros usos. Recomienda utilizar nuevas partidas de inversión social del Ayuntamiento que ahora se han paralizado o minimizado por la crisis.

- Observatorio (Ábalos + Sentkiewicz). Plantea reciclar el edificio Telefónica en un espacio que acoja un museo productivo de ciencia, arte y tecnología y a la vez que sea externamente como una roca por la que subir a contemplar las magníficas vistas de la gran capital.