_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Despedidos

Carlos Boyero

Entre mis rituales mañaneros, practicados escrupulosamente para intentar imponer cierto orden vital en mi desordenada cabeza, figura lo de comenzar este periódico por las viñetas de Forges y El Roto. No conozco ninguna crónica de la historia cotidiana de España desde hace 40 años tan penetrante, realista, surrealista y divertida como el ruedo ibérico de Forges. Sé que tengo garantizada la sonrisa o la carcajada. Con El Roto no me río, su lúcida ferocidad me provoca un rictus de placer, a veces un escalofrío comparable al de las pinturas negras de Goya, sensación de venganza pírrica contra los impunes desmanes de los de siempre. Nunca he constatado un análisis tan demoledor del actual estado de las cosas como en un reciente misil de El Roto protagonizado por un tipo con expresión de millonario añejo que le comenta a su estirada señora: "Quieren subirnos los impuestos a los ricos". Con gesto displicente ella le responde: "Despídelos".

Esa imagen, acompañada de algo cercano a la náusea, me asalta cada vez que escucho a los gobernantes de cualquier ideología que se van a producir reformas bancarias, controles del gran capital, búsqueda y penalización del dinero negro exagerado y otras cínicas falacias destinadas a frenar el mosqueo de sus queridos votantes y esa gilipollez tan popular de que a todo el mundo le corresponde atarse el cinturón en mayor o menor medida.

Cuentan que Obama, ese político tan cinematográfico al que desearías creer, se ha propuesto cambiar las reglas de Wall Street. El PP también ha convocado un desayuno para explicar su muy meditada teoría para multiplicar los panes y los peces. Pero los dueños del negocio ni se han dignado aparecer en el discurso de los futuros timoneles de la patria. Cuestión de estrategia y de modales. Para no ofender al actual capitán del barco, el único con el que negocian el pastel. A cambio aparece el honrado empresario Díaz-Ferrán reivindicando la obligatoriedad de notables reformas laborales. Luego informan de que la fiscalía ha desestimado las demandas de los pasajeros de Air Comet. La vida sigue igual, cantaba el juglar Iglesias.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_