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Análisis:AL QUITE | SUDÁFRICA 2010 | PORTUGAL 0 - BRASIL 0
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sin Robinho, sin profundidad

Al final pareció un partido de amigos. No en la primera parte, cuando los piques en el centro del campo, sobre todo el de Felipe Melo y Pepe, pudieron acabar muy mal para los dos equipos, pero al final tanto para Brasil como para Portugal el empate fue un buen resultado. Para el equipo de Dunga significa acabar la primera fase con buenas sensaciones. Olvidemos la segunda parte del partido de ayer y centrémonos en la primera: mostró un equipo que tomó la iniciativa y buscó el gol aun sin Robinho y Kaká, sus dos referencias indiscutibles en ataque. Quizás por ahí vinieron algunos problemas que quedan por resolver porque son dos futbolistas a los que les gusta caer al flanco izquierdo. Ayer no estuvieron y Brasil apenas tuvo producción por ahí. Jugué bastante tiempo como lateral y puedo acreditar que si te quedas sin una referencia por delante las cosas se complican. Fue lo que le pasó a Michel Bastos, que rindió a un nivel inferior al de los dos partidos anteriores.

Brasil deja mejores sensaciones que Portugal porque se percibe que va a más y es un equipo sólido

Al final Brasil únicamente atacó por la derecha. Por allí caía Dani Alves, que mostró una vez más que juega incómodo cuando parte unos metros más por delante de lo que acostumbra en el Barcelona. A él le gusta ser lateral-extremo y Dunga le dio un papel de apoyo al centro del campo en el que le faltó claridad. No fue el mismo de siempre, pero aún así estuvo participativo. También Nilmar, un delantero que me gusta, peleón, con calidad.

Hasta el descanso, mientras duraron las ganas de arriesgar, Brasil tuvo actitud, pero le faltó algo de profundidad. Es lo que le da Robinho al equipo. Su ausencia demuestra que Dunga ya estaba pensando en los octavos de final. Él sabe que ganar el Mundial es una cuestión de siete partidos. También por eso retiró de inmediato del campo a Felipe Melo en cuanto vio la tarjeta amarilla y su disputa con Pepe parecía no tener fin. Conociendo a Dunga, estoy convencido de que algo le dirá y de que cambiará de actitud en adelante. Porque el caso es que Melo era el jugador que más estaba aportando en cuanto a descolgarse y llegar al área desde atrás, justo lo que se esperaba de Julio Baptista, desapercibido. Dunga es exigente y por eso seguro que no estará contento con algunos detalles, con tantos pases sencillos fallados, una cantidad exagerada, balones en corto que iban al rival y propician contras.

En todo caso ni siquiera en ese tipo de respuesta a los errores ofreció Portugal la sensación de ganar el partido. En la segunda parte Brasil les cedió la iniciativa y no buscaron la victoria, tampoco cuando ya se sabía que Costa de Marfil no iba a lograr una goleada escandalosa que pusiera en peligro su ventaja de goles en caso de derrota. Los dos querían pasar de ronda, pero Brasil deja mejores sensaciones porque se percibe que va a más y que es un equipo sólido.

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