El Gobierno y el PNV enconan sus relaciones a cuenta del Guggenheim

La propuesta del lehendakari, Patxi López, de convocar una reunión extraordinaria del Patronato del Guggenheim para desbloquear la ampliación del museo en Urdaibai no ha facilitado el acercamiento entre el Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya. Ambas instituciones tienen que proponer al patronato un cambio en el Plan Estratégico 2009-2012 para que sea aprobado por asentimiento, pero el cruce de declaraciones entre el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el Departamento de Cultura ahondó ayer la gran distancia que les separa.

Urkullu afirmó en una entrevista radiofónica que el Gobierno trataba de imponer un veto al Plan Estratégico y que confía en "la responsabilidad" del Gobierno y del propio lehendakari para que, finalmente, no lo haga. El departamento que encabeza Blanca Urgell respondió horas después en un comunicado reiterando que solo se opone al punto del plan que hace referencia a "la ampliación discontinua de Urdaibai" y acusando a la Diputación de mantener "una actitud irresponsable al hacer bandera de este tema".

Urkullu confía en "la responsabilidad" de López para que no vete el proyecto

El bloqueo genera desánimo entre los patronos del museo

El Plan Estratégico condiciona su ejecución al estudio de su viabilidad

Un día después de que Urgell ofreciese una rueda de prensa para informar de lo acontecido en las reuniones del comité ejecutivo (el máximo órgano de decisión de la pinacoteca, en el que participan el Gobierno, la Diputación, la Fundación Solomon R. Guggenheim, Iberdrola, el BBVA, BBK y ArcelorMittal) y del patronato (los citados y una veintena de empresas y entidades que apoyan económicamente al museo), Cultura profundizó en sus criticas a la Diputación. La consejería acusa a la institución foral de dejarla al margen en el proceso de decisiones sobre el proyecto de Urdaibai y de fomentar la tensión con el Gobierno. Cultura señala como ejemplo de esta marginación a la que considera que le ha sometido la Diputación que para el jurado del concurso de ideas arquitectónico no se proponía la participación de ningún miembro del Ejecutivo.

La Diputación aguarda en silencio la próxima convocatoria, aún sin fecha, de la reunión extraordinaria del patronato. Desde la cita de anteayer la institución foral no ha hecho manifestaciones públicas sobre la disputa porque defiende que es posible un acuerdo. Para alcanzarlo ha rescatado la fórmula "no imponer, no impedir" que acuñó el anterior presidente del PNV, Josu Jon Imaz, para aludir a los acuerdos entre nacionalistas y no nacionalistas. La Diputación emplea "no impedir" para significar que no forzaría al Gobierno a votar a favor del concurso de ideas, aunque tampoco tiene a su alcance instrumentos para hacerlo.

A cambio, pide que el Ejecutivo no impida, es decir, no ejerza su derecho a votar contra la puesta en marcha del concurso.

Tras hacer pública su negativa a apoyar el nuevo museo de Urdaibai, el Ejecutivo lanzó la idea de que la Diputación podía sacar adelante un centro así en en la reserva de la biosfera pagándolo con su dinero. Eso sí, tendría que ser ajeno a la marca Guggenheim, porque para contar con el socio estadounidense los estatutos del museo de Bilbao obligan al acuerdo de las instituciones vascas. La Diputación no se plantea otra iniciativa museística que no vaya de la mano del Guggenheim.

Urkullu defendió ayer de nuevo la propuesta de la Diputación de afrontar la totalidad de los gastos del concurso de ideas arquitectónicas sin comprometer al Gobierno, como ha ocurrido hasta ahora con los estudios de viabilidad, que costaron 342.000 euros. El presupuesto foral de este año reserva un millón de euros para continuar con el proyecto de Urdaibai.

El bloqueo ha generado desánimo entre los patronos. Varios asistentes a la reunión del miércoles se muestran pesimistas ante la posibilidad de encontrar una vía de solución al enfrentamiento y alarmados por el daño que puede causar al Guggenheim el enfrentamiento entre las dos instituciones.