Liberado en la cárcel

La tocó Xavi y España ganó la Eurocopa. Como campeona continental se ha paseado España los dos últimos años camino del Mundial. Pero, en un brutal contrasentido, la idea de Vicente del Bosque de liberar a Xavi de responsabilidades, un plan que buscaba la mayor participación posible del barcelonista, ha terminado siendo un paso atrás, como si le abriera la puerta del chabolo dentro de la cárcel.

Juega más arropado, pero juega menos y, en consecuencia, España se lo pierde. Los números no mienten. Xavi ha perdido presencia. En los 156 minutos que lleva jugados -Del Bosque le reemplazó ante Honduras mediada la segunda parte para darle descanso, según dijo, pensando en Chile-, el volante ha corrido 18,6 kilómetros -100 metros menos que Villa y 300 más que Sergio Ramos-, por lo que moverse sí que se ha movido.

Pero los datos justifican las sensaciones: Xavi ha perdido el mando, por mucho que sus compañeros insistan en que sigue siendo su referente. Reclama con urgencia España el último pase y hasta ahora la mejor aparición del 8 de La Roja remite a la contra que originó el segundo gol de España a Honduras, cuando dio una lección de cómo liberar al jugador de la banda, Navas. El resto lo hizo Villa ofreciéndose al desmarque mientras Xavi arrastraba a los centrales.

Liberado en una cárcel, la cercanía a los mediocentros rivales -Greisling le amargó el partido ante Suiza- y a los puntas españoles, le priva de perspectiva y no encuentra al tercer hombre. Tan adelantado juega que ante Suiza no remató de cabeza un centro de Navas sobre la frontal del área pequeña de milagro. Toca menos la pelota que Xabi Alonso -175 pases el vasco, 15 menos el catalán- y participa menos: el madridista ha intervenido en 123 acciones de la selección española por 116 de Xavi. La explicación puede centrarse en que el azulgrana ha jugado menos minutos, pero, en condiciones normales, la diferencia de toque entre Xavi y los demás sería abismal. De hecho, habiendo jugado menos, es el segundo futbolista que más juega. Lejos de lamentarse de la evidencia, el medio no reniega del papel que le está tocando desempeñar. "Me siento cómodo y estoy contento", dijo antes de mostrar sus ganas por jugar contra Chile. "Cuento las horas", ha declarado en ese sentido.

Confeso entregado a la idea de que al fútbol se juega atacando, Xavi agradeció la propuesta de Bielsa: "Chile te juega de tú a tú y va a por el partido desde el primer momento. Eso es de agradecer. Se puede ver un buen espectáculo". Avisó de que en un partido a cara o cruz, España lo tiene claro: "Vamos a morir con nuestras bazas. Es la idea que nos puede hacer llegar lejos en el Mundial". No lo niega: "Soy un romántico. Me gusta este fútbol de ataque, atractivo y bonito. Cuando ganas así, la satisfacción es doble. Pero, a decir verdad, no sé cómo se gana de otra manera, no sé qué se siente".

Hace 11 años, en Nigeria, Xavi, con Casillas y Marchena, ganó el Mundial sub 20 a Japón en la final por 4-0. "He ganado todo lo que un futbolista puede ganar, pero me falta el Mundial de verdad", sostiene el centrocampista mientras busca similitudes entre el discurrir de aquel y el actual de Sudáfrica. "Nos impusimos a Brasil por 2-0 en la primera ronda y empezamos a creer en nuestras posibilidades. Chile puede ser aquel Brasil", aclara. Y lo dice tan contento, como si en vez de jugarse el pase a los octavos ya estuviera clasificado. "Me gustan los retos, jugar al límite", amplía.

Solo espera que empiece el partido para liberarse de verdad. Si Xavi vuela, juega y toca, España sale ganando.