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EA ignora críticas y advertencias y reafirma su fe en la izquierda radical

Pastor cree que Batasuna "ha comprado EA" y Urkullu, que diseñó su "finiquito"

El alud de críticas generalizadas que EA ha cosechado tras firmar el domingo un acuerdo con la izquierda abertzale, sin que hayan mediado repudio al terrorismo por parte de ésta o anuncio de cese por la de ETA, no hace mella en la determinación de ese partido y ni merma la fe absoluta que ha depositado en sus nuevos socios. Ni siquiera las "amenazas" de ilegalización harán a ese partido "cambiar de estrategia", aseguró su secretario general, Pello Urizar.

"Los experimentos con gaseosa y punto. EA ha puesto mucho sobre la mesa, pero hasta que no se paren las armas nosotros no podemos dar ni un paso más". Son palabras del mismo Urizar, el 4 de diciembre pasado, al cumplirse un año del asesinato del industrial Inaxio Uria.Este atentado frenó el primer acercamiento de EA a los radicales, todavía desde la coalición de gobierno con el PNV.

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¿Qué ha cambiado en seis meses para pasar de ese plante de Urizar a la firma del domingo? ¿Qué ha mediado entre la reserva de Carlos Garaikoetxea al evitar el Aberri Eguna conjunto en abril al préstamo de su imagen ahora? Que "todos los escenarios posibles están previstos y amarrados", según dijo a EL PAÍS el dirigente Rafael Larreina, y lo están con "certezas y garantías absolutas", recalcó.

Desde el Gobierno central al vasco, pasando por el PNV, el PSE y el PP, se contempla con enorme desconfianza la operación, que se atribuye sin excepción a la situación desesperada de EA. Solo su batacazo electoral y la posterior escisión explicarían que, en apenas un año, haya pasado de gestionar tres carteras en un gobierno a la impactante imagen que ofrecen sus dirigentes en formación junto a históricos y no históricos de la izquierda abertzale.

Ayer, amortizadas ya las valoraciones sobre la decepción y la falta de avances suficientes en el documento que suscribieron Urizar y el abertzale Rufino Etxebarria, todas las críticas se centraron en EA. Lo más suave lo dijo el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, que admitió la naturaleza política del acuerdo y dijo que por tanto no es "susceptible de valoraciones de otro tipo". El de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, obvió a EA y se limitó a advertir a la izquierda abertzale que su problema no lo arregla "con quién se reunen los domingos" sino una ruptura "fehaciente" con ETA, que, obviamente, al contrario que EA, no considera que se haya producido.

"Lamentablemente, no se ha producido nada nuevo de lo que esperamos todos, sociedad y Gobierno vasco, dijo, por su parte, la portavoz del Ejecutivo, Idoia Mendía, mientras, con lenguajes distintos, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el portavoz de la ejecutiva del PSE-EE, José Antonio Pastor, dieron por cerrado el recorrido político de EA. Urkullu indicó que la relación de ese partido con los radicales viene a "finiquitar" esta formación, en una estrategia "diseñada hace años por la izquierda abertzale" y que, recordó, se remonta a 2008. Documentos de ETA conocidos posteriormente mostraron que la banda perseguía y espoleó a la izquierda radical a buscar la confluencia con EA.

Con más crudeza aún, Pastor señaló que la formación de Urizar "ha comprado el discurso [de la izquierda abertzale] y ha cedido la marca", en lo que consideró como su "suicidio político". Los radicales han "fagocitado" a EA, afirmó, después de que este partido se haya puesto a sí mismo "en almoneda, como una especie de franquicia que se ha comprado Batasuna", dijo. Así lo probaría, argumentó, el hecho de que el documento suscrito el domingo no contenga "ni una sola línea" reconocible del discurso de EA durante sus 25 años de existencia.

Un sonriente José Antonio Pastor, antes de iniciar su rueda de prensa, ayer en Bilbao.
Un sonriente José Antonio Pastor, antes de iniciar su rueda de prensa, ayer en Bilbao.TXETXU BERRUEZO

La dureza del PP

"Si hay que aplicar la ley a Eusko Alkartasuna, que se le aplique". El único partido que apuntó ayer a la posibilidad de acciones legales respecto a EA fue el PP. Lo hizo a través de su presidente en Vizcaya, Anton Damborenea, y previa crítica a "una permisividad que no es normal", que atribuyó al Gobierno central. A su juicio, dejar que quienes no condenan el terrorismo y están ilegalizados "actúen como un partido normal, que firma acuerdos con otros partidos, y usan espacios públicos para sus actos" no se compadece con el discurso de deslegitimación del terrorismo. Damborenea instó al Gobierno a acelerar las reformas legales precisas para garantizar que la izquierda

abertzale

no pueda estar en las elecciones locales de 2011 o se pueda despojar de sus cargos después a quienes alcancen a sortear el filtro. Con igual contundencia se mostró partidario de actuar contra EA si incluye en sus listas a miembros de la izquierda

. Su compañero de filas Carlos Urquijo, ha planteado en la Cámara al consejero de Interior, Rodolfo Ares, la oportunidad de investigar si el acto del domingo "burló" la ilegalización de Batasuna.

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