Valle-Inclán
Dice Mainer en su Historia de la literatura española, de la que se acaban de publicar los dos primeros volúmenes, que Luces de Bohemia es la mejor obra de teatro del siglo XX en nuestro país. Aunque poco sé de teatro, no puedo sino darle la razón, pues Luces... es perfecta, si una obra humana lo puede ser. En vida del autor pasó sin pena ni gloria y en el limbo siguió hasta ser redescubierta y debidamente valorada en la década de 1960. He querido refrendar el juicio de Mainer con el mayor especialista académico en Valle-Inclán, que es Javier Serrano Alonso, alto, barbudo, corpulento madrileño asentado en la Universidad de Santiago de Compostela, y que desde la sede de Lugo de la cátedra Valle-Inclán lleva 20 años investigando sobre don Ramón, tantos que se le ha quedado en el hablar un acento gallego. Casualmente, Serrano se encontraba en Barcelona y con ese acento suave que suena al orvallo cayendo lento sobre la plaza del Obradoiro, en Santiago, "donde la lluvia es arte", me refrenda lo de Mainer: "Es que Valle es el escritor del siglo XX español".
Es mi opinión también, y yo la comparto.
Los herederos de Valle-Inclán, me cuenta Serrano, han cedido a la cátedra la colección de sus manuscritos, entre los que abundan los inéditos, y ahora han cedido también su biblioteca, y con esas donaciones caudalosas hay sustancia para alimentar el trabajo de filólogos como él durante algunos años. Ahora se publica Todo Valle-Inclán en Roma, volumen exhaustivo con los documentos y correspondencia de los dos años y pico que el escritor pasó al frente de la Academia de Bellas Artes. No duró más porque estaba ya enfermo del mal que se lo llevaría en 1936. En enero se cumplen los 75 años de eso, y con tal motivo el ministerio le ha encargado un documental a García Sánchez, se celebra un congreso, etcétera. La suerte de Valle-Inclán, que en vida fue bastante mala, y que luego no mejoró pues no ha habido forma de que circulasen unas obras correctamente editadas, va a cambiar. En 2016 caducan sus derechos de autor y su legado queda a disposición de los editores. Algunos ya están trabajando en la obra del sujeto fabuloso que le hacía la higa a las adversidades: "Apuro un vaso de bon vino/ y hago cantando mi camino".
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