Si Granada gana, Andalucía gana
Resulta cuando menos curioso la incapacidad que tenemos casi siempre los andaluces de reconocer las acciones exitosas que no pocas veces somos capaces de protagonizar. Somos los reyes del pero. Se ha hecho bien, pero...
Me refiero en esta ocasión a la denominada fusión fría que recientemente ha aprobado CajaGranada. Se trata, sin duda alguna, de la primera operación de éxito protagonizada por una caja andaluza en los últimos meses, después de que lamento que operaciones que hubiesen sido muy relevantes para Andalucía como la de Unicaja con Caja Castilla La Mancha o la frustrada fusión entre Unicaja y Cajasur no se hayan consolidado. Sin embargo, todavía hay quiénes se resisten a reconocer el éxito de esta hábil operación culminada por CajaGranada en base a una afirmación -"Madrid gana un banco, Andalucía pierde una caja"- tan eficaz en su objetivo, cuestionar la decisión, como demagógica en su planteamiento.
Es curioso que ni en Cataluña, Murcia o Baleares se haga esa lectura, pero...
Intentemos ser objetivos. En un panorama tan convulso de los sistemas financieros internacionales como el actual, el sistema de cajas de ahorro español ha sabido reaccionar y se está defendiendo con firmeza y agilidad para mantener su propia existencia, cuestionada de forma interesada por quienes solo creen en los mercados de valores y no en los mercados con valores. Que nadie se lleve a engaño, esa es la auténtica razón por la que algunos cuestionan permanentemente la eficiencia de las cajas de ahorros.
Las cajas de ahorro son un modelo peculiar de entidad financiera que no tiene parangón en ningún otro país del mundo. Son entidades de carácter social, son actores financieros que operan en base a los criterios del mercado pero desde la defensa de sus valores y compromisos sociales, no sólo para obtener mayor valor en los mercados. Quizá por eso muchos las vean como entidades poco deseables en un sistema financiero internacional cuya ausencia de cualquier otro valor que no sea el lucro, no lo olvidemos, nos ha llevado a la actual crisis económica mundial.
Precisamente por ello, las cajas han sido conscientes que la mejor defensa que pueden hacer de su existencia como entidades de carácter social es que nadie pueda cuestionar su legitimidad por posibles ineficiencias en su gestión económica. Apremiados por la inestabilidad de los mercados internacionales, los dictámenes de Bruselas y por el Banco de España, las cajas han emprendido un necesario e inaplazable proceso de reconversión para mejorar sus ratios económicos y poder seguir operando y compitiendo eficientemente en los mercados, sin tener que perder por ello su singularidad social.
Además, en este contexto de reconversión del sector, se ha planteado una auténtica reconversión de las estructuras y sólo un ajuste laboral. No hay mejor forma de evaluar estos resultados que evaluar la alternativa: frente a una opción traumática desde el punto de vista del empleo, una opción tranquila que va a permitir reducir al mínimo la dureza del ajuste, de forma que se hablará de prejubilaciones y no de despidos. El próximo día 30 de junio es la fecha que marcó el Banco de España para que las distintas cajas encontraran fórmulas que les permitieran alcanzar ese objetivo: seguir siendo competitivas y por ende seguir existiendo. Por tanto, lo que está en juego es su propia existencia.
En este contexto, CajaGranada es, al menos de momento, la única caja andaluza que ha jugado sus cartas y parece llegar a esa fecha con una mano ganadora. ¿Por qué molesta tanto que CajaGranada forme parte de una jugada ganadora? ¿A quiénes les molesta? ¿Quizás a quienes han jugado otras cartas y aún no lo han conseguido? Sinceramente, no lo creo, aunque sería entendible pues pondría de manifiesto que sus decisiones no han sido exitosas. Pero eso no es importante. Lo importante es que aún hay quienes se nieguen a entender que si CajaGranada gana, Andalucía también gana. Andalucía somos todos y CajaGranada es una caja tan andaluza como pueda serlo Unicaja, Cajasol o Cajasur. Y además, la decisión que ha tomado el consejo de administración de la caja, con su presidente Antonio Jara y su equipo directivo, es una decisión acertada que le permitirá seguir siendo una caja andaluza. Si esta operación es un éxito para CajaGranada debe ser considerada también un éxito para Andalucía. No nos engañemos, ni es Madrid quien gana, ni tampoco es Sevilla quien pierde. Es mucho más fácil. Sólo hay que entender que cuando Granada gana, Andalucía también gana.
Fernando Rodríguez Moreno es ex director general de CajaGranada
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